Capítulo 49

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En cuanto Ruggero entró por la puerta, cargado de pocas esperanzas y el corazón en la mano, Karol se lamió los labios al momento, se tragó las lágrimas que amenazaban con salir y se levantó de la cama.
De inmediato Ruggero tuvo que ir a su rescate antes de que cayera. Pese al dolor que abundaba en el cuerpo de Karol en concreto en su entrepierna ella se sostuvo con las manos en el pecho de Ruggero, rodeada de la cintura por sus brazos y antes de que él pudiera decir nada ella había unido su boca con la de él.
Un beso sincero, cargado de amor, dulce y lleno de cariño. Uno de esos que se dan para agradecer a alguien sin utilizar las palabras.
Ruggero no se esperaba aquel recibimiento. Empezó a creer que el trauma que aquella noche dejaría en el corazón de Karol la separaría de él, que ella no se recuperaría, pero con aquella unión de labios reclamándose unos a otros le había quedado claro que no. Karol seguía allí, resistiendo para estar con él.

Apoyó su frente contra la de ella y sus labios se curvaron. Ella le acarició la mejilla y abrió los ojos.

-Lo siento...

Él también los abrió para encontrarse con aquellos que tanto le gustaban, que tantas sensaciones le provocaban.

-No. Soy yo el que lo siente esta vez. Te fallé...

Karol negó con la cabeza.

-Estas aquí. Yo estoy aquí. Me salvaste, Ruggero.

La mirada del chico se profundizó sobre la de ella. Mantuvo una mano en su cintura para evitar que se desplomara y con la otra le acarició el labio inferior, pasando por encima de una pequeña herida.

-No me duele -le informó Karol en un susurro- Puedes besarme.

Ruggero volvió a sonreír, con sinceridad y alivio. Veía como poco a poco su princesa se estaba recuperando. Le llevaría un tiempo, pero sabía que acabaría haciéndolo. Ladeó la cabeza a un lado y le brindó un corto beso. Ella se aferró a él.

-Tengo que llevarte al hospital para asegurarme de que estas bien.

-...¿Zack y los demás siguen en el salón?- su voz mostraba tal debilidad que cualquiera creería que la pobre desfallecería en cualquier momento.

Ruggero negó con la cabeza. Sujetando a Karol se sentó en el borde de la cama y la subió sobre su regazo. Ella colocó las manos alrededor de su cuello y continuó mirándolo a los ojos.

-Se acaban de ir. Deberíamos aprovechar para ir a que te vea un médico.

-No...-Karol le dio un débil beso en la mejilla- Quedémonos aquí. Está anocheciendo. Solo quiero estar contigo, tener tus manos sobre mi cuerpo. No quiero que nadie que no seas tú me toque. Tú eres el único que puede hacer que me recupere. Tú eres el único al que quiero, Ruggero.

¿Dónde quedo nuestra promesa? Where stories live. Discover now