Lo siento, hijos

Para meternos en el papel...(Howard)

Era un día lluvioso.

Un niño de 15 años se despertó.

Tenía los ojos azules y el pelo castaño oscuro de su padre. 

Howard gimió con tristeza, siendo consciente de que al llover, hoy no podrían lanzar el cohete.

Hace unos días, su padre George le había regalado una réplica del Saturn V, y prometió que hoy lo montarían juntos.

Howard siempre aprovechaba esos ratos con su padre, porque él casi nunca estaba en casa, dejándolos a él y a su madre solos.

Aunque, pensó, podrían montarlo hoy juntos y que despegara otro día.

Su madre había salido con unas amigas, lo que los dejaba a ellos dos solos.

Así que, se levantó y se vistió con una camiseta de fútbol americano que George le había regalado, unos vaqueros y unas convers negras y bajó a desayunar.

Una vez en la cocina, se sirvió un bol de Choco Krispies y puso En busca del Arca Perdida (su película favorita) mientras desayunaba.

Al terminar, apagó la televisión y fue al garaje a por la maqueta del cohete.

La dejó en el sofá del salón y fue a despertar a su padre.

Entro en la habitación:

-Papá, levanta y montemos el cohete, cómo me prometiste.

Pero no había nadie.

Extrañado, Howard miró en el baño, en su habitación, en la cocina, en el garaje, en el salón, en la cocina otra vez...

No había ni rastro de él por ninguna parte.

-¡Qué raro! A lo mejor ha salido, volverá pronto.

Cuándo iba a volver al salón, se fijó en algo que antes no había visto.

Había una nota en la parte superior de la tele.

La leyó y al ver su contenido, no se lo podía creer:

Para Howie:

Lo siento, hijo, pero tenía que irme.

Espero que algún día puedas perdonarme.

Su padre se había ido.

George Matthew Cooper se había ido, y esta vez no iba a volver.

Lentamente, se metió la nota en el bolsillo y fue al salón, a volver a dejar su juguete en su sitio.

No iba a montarlo sin su padre, aunque no pudiera montarlo nunca.

Esa misma noche, mientras escuchaba a su madre sollozar al otro lado de la pared, se hizo a si mismo una promesa.

-Cuándo tenga una familia, seré el mejor marido y el mejor padre del mundo, es un pacto conmigo mismo.

Iba a ser mejor que el ejemplo que "el hombre que no se podía nombrar delante de su madre" le dio.

Y pensando eso, se quedó dormido.