9. Deja de preocuparte tanto o vas a hacer que me enoje.

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Buenooo, subo este capitulo como disculpa por subir tarde (de nuevo). No falta mucho para el final, así que para subir los tres o cuatro capitulo que faltan, quiero que me digan que creen que pasará.


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¡Vamos por la meta!

Espero les gustee.





Desde que era una niña pequeña, odiaba los hospitales. Me asustaron la vida y olían como si hubieran expirado hace 3000 años. Sentada en posición vertical en la pequeña cama de hospital con Jamie a mi lado, no era excepción. Podía sentir la piel de gallina alzándose sobre mis brazos mientras estudiaba las jeringas y otros objetos puntiagudos alrededor.

-¿Estás bien, Mel? ¿Sin fiebre? ¿Dolor? ¿Qué tal entumecimiento? ¿Estás sintiendo algo de eso?

-James, estoy bien. Deja de preocuparte tanto o vas a hacer que me enoje.- La empujé un poco, más porque quería mostrarle que mi sistema todavía estaba perfectamente sano.

Me ingresaron en este hospital hace media hora y todavía no había descubierto qué me pasaba. Hasta el momento, todo lo que sabía era que me había desmayado y cuando desperté, Jamie le estaba gritando a los médicos que la dejaran entrar. Finalmente, la dejaron entrar.

Un médico, de unos treinta y tantos años, entró en la habitación. Llevaba gafas y llevaba un bolígrafo metido en el bolsillo del saco mientras tenía una libreta en la mano con algunas otras hojas de papel.

-Señorita Lace, ¿cómo se siente?

-Mucho mejor, doc. ¿Me puedo ir a casa ahora?

Jamie se rió un poco por mi repentina brusquedad, pero el doctor no mostró ningún rastro de humor en su expresión o tono.

-En realidad, necesito hablar contigo.- Se giró para mirar a Jamie y luego a mí.- A solas, si se puede.

Sabía que Jamie protestaría. Por supuesto, ella protestaría. Ella era una rebelde. Tan gentilmente, puse mi mano derecha sobre su brazo y asentí con la cabeza hacia ella. Ella entendió y rápidamente dejó la habitación, dándole al doctor un furiosa mirada.

-¿Qué es?- Le pregunté, moviéndome, incómoda en la cama pequeña.

-No sé cómo decir esto.

-Sea lo que sea, ¿puede simplemente decírmelo de una vez y no en su idioma de hospital parecido al árabe?

Vaciló un momento antes de apoyarse contra la mesa, suspirando.

-Su corazón está débil, señorita Lace. No podemos salvarlo. A menos que tengas un donante en una semana.- Él se calló de manera simpática, dejándome en estado de shock.

-¿Qué está diciendo?

-Lo siento, pero tienes una semana hasta que tu corazón se de por vencido. Cuando lo haga, te habrás ido. A menos que, por supuesto, podamos encontrar un donante adecuado con el mismo tipo de sangre, entonces podemos hacer un trasplante.

-¿Está diciendo que voy a morir, doctor?

Él jugueteaba con su pluma, mordiéndose los labios.

-Lo siento.

-Oh Dios mío.- Colocando mis manos sobre mi boca, traté de contener un sollozo.

-Existe la posibilidad de que tengamos un donante. Por favor, no pierda la esperanza. No todo está perdido todavía.

Las lágrimas cayeron una por una por mis mejillas.

-Pero si no encuentro uno, me voy a morir, ¿verdad?

Él no respondió. Él ni siquiera me miró. Mencionó algunos "Lo siento" y se fue para poder llorar de nuevo.

Esto no era justo. Apenas tenía veintiuno. No podría estar muriendo. En ese momento, podía sentir que todo mi mundo se hacía pedazos mientras estaba debajo de él, recogiendo todas las partes. Fue como si un día lo tuviera todo y al siguiente, lo perdía. La vida, como siempre dicen, es impredecible. Y realmente es así.

Jamie entró justo después de que el doctor se fuera, preocupada cuando me vio llorar. En un suspiro, le dije las cuatro palabras que me tenían más allá del miedo.

Yo iba a morir.

-¡No tu no vas a morir! Él es un doctor estúpido y este es un hospital estúpido. No saben lo que dicen. Han cometido un error. Tu corazón está bien, Mel. ¿Me escuchas? Está perfectamente bien. Solo son tontos. Ellos son...

-James, James. Para. Solo detente, ¿de acuerdo?

-No vas a morir.- Jamie dijo, y por primera vez en mucho tiempo, la vi colapsarse frente a mí. -No vas a morir, Mel.- Ella repitió de nuevo, poniendo su cabeza sobre mi estómago.

Pero iba a morir. En una semana, iba a morir. Porque para salvar mi vida, alguien tenía que morir.


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Sex Buddies |Español| H.SDonde viven las historias. Descúbrelo ahora