EL CAZADOR CÓSMICO [PUBLICADA EN FÍSICO]

QUINTA CARTA - LA INVESTIGACIÓN DEL DETECTIVE JHONA R. MONROE

El ser humano es una criatura demasiado egocéntrica, cree tener el control sobre todo ámbito, el conocimiento sobre aquello que lo rodea, cuando ni siquiera ha descubierto el verdadero origen de su mundo.

Ahora, después de tales sucesos, debo apresurarme, y relatar todos los reveladores descubrimientos en los que participé recientemente.

Aquello que he logrado registrar y los horrores que desentrañé recientemente, me han convertido en una persona totalmente diferente; después de toda aquella exhausta investigación debo decir con certeza, que no espero nada de mi propia existencia, ni siquiera de la vida misma.

Todo inició hace diez meses, me encontraba en ese entonces en Nueva Inglaterra, resolviendo el caso de un genocida, nada que no hubiera investigado con anterioridad; debo decir que mi trabajo como detective de homicidios era muy bueno, había sido reconocido dos años consecutivos, cada vez era destacado a diferentes divisiones policiales, mi sagacidad para resolver los sucesos era realmente perfecta, y no lo digo por enaltecerme.

Fue en un 15 de mayo, cuando estábamos a punto de atrapar al homicida de nuestro caso; este sujeto que veníamos investigando, asesinó a veinticinco mujeres; la particularidad, todas vírgenes y menores de dieciséis años.

Este asesino se movía de apartamento en apartamento, haciendo difícil su captura, cambiando su identidad de una manera realmente asombrosa, dejando totalmente perplejos a mi equipo y a mí; pero luego de un tedioso y nada fácil allanamiento a su última vivienda conocida, hicimos un descubrimiento que nos fue totalmente extraño, y debo decir, que en toda mi vida como detective jamás visualicé nada igual.

La habitación se asemejaba a la de un hechicero o brujo, las ventanas todas cerradas, cubiertas con una extraña y gelatinosa baba negra que jamás pudimos identificar, y que, para ese entonces fue una verdadera incógnita.

Hallamos tomos antiguos de magia negra, alquimia, hechicería, tratados de medicina medievales, entre otros libros de esoterismo.

Todo era muy extraño, hallamos también amuletos de santería o alguna magia vudú profana; y demasiada, pero demasiada sangre en el suelo, cubriendo casi toda la habitación. Parecía que este terrible carnicero pertenecía a algún culto o secta siniestra y las mujeres que había asesinado, servían como alguna especie de blasfemo sacrificio para tal terrible individuo.

Recolectamos toda evidencia, y fue entonces cuando lo vi por primera vez, aunque en ese entonces no le tomé demasiada importancia; vi aquel día a un hombre, vestido totalmente de negro, y lo que parecía ser una larga cabellera, de pie en lo alto del edificio, atrás del apartamento donde habitaba el infeliz homicida, pero como dije, no le di importancia alguna.

Los días transcurrieron, otra muchacha apareció cruelmente degollada; parecía que este asesino, siempre estaba un paso adelante nuestro, no sabíamos quién era, jamás logramos encontrar identificación alguna perteneciente a él en las casas deshabitadas que dejaba a su paso, hasta que luego de un maldito mes, por fin logramos dar con el sujeto.

Sí, dimos con él, o, mejor dicho, dimos con lo que parecía ser él.

Unas horas antes, reportaron los vecinos de un departamento en Falcon Street; que en una habitación del último piso se escucharon terribles gritos, y desde entonces no se oyó ninguna respuesta a los llamados en aquel cuarto.

Lo peor fue que ni el encargado del edificio había logrado abrir aquella maldita puerta, ya que parecía haber sido atracada de alguna manera, imposibilitando su apertura.

Me dirigí junto con mi equipo a aquel terrible lugar, parecía que otra vez nos encontraríamos con alguna habitación vacía y asquerosa, pero esta ocasión no fue así. El lugar estaba en las mismas condiciones que las veces anteriores, pero hubo una peculiaridad que nos consternó totalmente.