Parte 8

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Querido diario,

¿cuántos días hace que se fue Heathcliff? Al principio creí que era un mal sueño, que despertaría y seguiría ahí, preparado para recibir mis bromas, para soportar todo lo que quisiera descargar sobre él, con esa mirada amenazadora que promete venganza pero que no es capaz de llevarla a cabo. Ahora sé que todo es real, que no está, que no volverá. Es demasiado orgulloso para hacerlo, el muy tonto. Me pregunto si mi padre no lo sacaría del mismísimo infierno para traerlo aquí. Ya no sé si soy tan mala como él porque lo aprendí de él o si juntos podemos hacer arder aún más las llamas del averno. ¿Sigue vivo? ¿Piensa en mí? Me siento tan tonta que lo único que me importa es que no me olvide, vaya donde vaya. Tiene que estar vivo, siento su odio aquí desde la lejanía de su cuerpo, lo conozco mejor que a mí. Apuesto a que su sed de venganza es lo que va a tenerlo en pie hasta que se dé cuenta de que no estamos cerca, y entonces... entonces espero que le pase como a mí. En la noche mientras duermo me parece ver lo que él ve y oír a través de sus oídos, para olvidarlo todo cuando despierto. Qué mal me tiene no poder saber. Qué mal me siento, a ratos sólo tengo ganas de morirme de una maldita vez. Y casi me muero, con estas fiebres que me tienen postrada. Pero tengo que ponerme alegre y bonita para Edgar. Más sola que en toda mi vida, así me dejaste querido Heathcliff, y el trozo de corazón que permanece latiendo se lo voy a entregar a este joven discreto y bien educado.

Retorno a Cumbres BorrascosasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora