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Kara Pov...

Ya era de noche y seguíamos en el avión. Este llegaría a California en la mañana.

Yo seguía sin conciliar el sueño, mientras que mamá y Logan ya lo habían logrado hace rato. Creo que era la única pasajera despierta.

Decidí ir al baño a remojarme la cara.

De camino al baño me di cuenta de que había mucha gente en el avión, generalmente familias.

Fijé mi vista en una mujer que dormía plácidamente con un niño en su regazo. Un hombre, también dormido, abrazaba a la mujer por los hombros. Eran una familia, y una muy bonita, parecían felices. Desearía ser ese niño en estos momentos. Lo único que me quedaba eran Logan y mamá, aunque ya no sabía si tratarla como tal, no sabía si se lo merecía, pero eso no quitaba el hecho de que fuera mi madre.

De un momento a otro ya estaba llorando. Últimamente era lo único que hacía, no podía evitarlo, no sabía cómo.

Corrí hacia el baño y trabé la puerta con cerrojo.

Me acerqué al lavamanos y me sostuve en él. Comencé a sentir náuseas, por lo que me giré y me arrodillé frente al excusado.

Sentí un cosquilleo en la garganta. Abrí la boca y expulsé todo. Un horrible sabor se impregnó en mi boca.

Nunca me había ido bien en los aviones. Siempre me ocurría algo malo. La última vez que viajé con papá el año pasado me había tocado un asiento al lado de un hombre corpulento que me miró perverso todo el viaje. Había sido muy incómodo.

Me levanté y me miré al espejo. Mis ojos estaban rojos e inchados, era un asco.

Enjuagué mi boca y destrabé la puerta. La abrí y choqué con algo, o mejor dicho con alguien, que me tiró al suelo.

Levanté la mirada y vi a un chico. Era alto y de tez pálida. Sus ojos eran de un hermoso color miel y su cabello de un negro azabache que brillaba por la luz. Tenía un cuerpo firme y fornido. Por sus brazos fuertes saqué la conclusión de que iba seguido al gimnasio.

Él me acercó su mano, la tomé y me ayudó a levantarme.

-Lo siento, no sabía que estabas ahí. -me disculpé.

-No te disculpes, yo fui el que te tiró al suelo. -sonrió.

Que linda sonrisa.

Reí.

-Tienes razón, es tu culpa. -dije divertida.

Él rió. Wow, que linda risa.

-Soy Kara. -le tendí la mano.

-Matt. -la estrechó. -¿De dónde eres?

-De un lugar.

-Con que linda, y además graciosa.

Me sonrojé, pero logré disimularlo.

-Soy de Puerto Rico, ¿y tú?

-De Manhattan.

Nos quedamos en silencio por unos segundos, no muchos, hasta que él lo rompió.

-Hey, y... ¿a qué vas a California?

-Me mudo con mi madre.

-Gran cambio.

-Si, lo es... ¿Y tú a qué vas?

-Yo sólo voy de vacaciones, nunca he conocido la ciudad.

-Yo tampoco, la verdad.

-¿Pero no te mudabas allí?

Empecemos De Nuevo...Donde viven las historias. Descúbrelo ahora