Capítulo 5

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Nota del escritor.

Queridos lectores, disculpen por tardar tanto en actualizar. Se me juntaron estás fechas, la inspiración se me fue. No me maten, gracias. Saben que los libros no se escriben en un día, y realmente quiero que esta novela tenga calidad para su disfrute. Como recompensa, les dejaré un poco de smut. Espero me perdonen, los aprecio.

Camila

Ese viernes Lauren logró entregar todos los trabajos atrasados, así que eran buenas noticias, había aprobado el semestre; lamentablemente ya no había excusas para encontrarme con ella, y tomar la iniciativa definitivamente no era la mío, y no era el orgullo, simplemente era lo suficiente vergonzosa para pedirle que salgamos.

Realmente tenía ganas de verla. Era tan hermosa y adictiva que no quería despegarme de ella. Su voz me traía loca, sus manos eran tan perfectas, me tocaba y me quería desmayar.

Eran apenas las 5:33 de la tarde, me encontraba con un fuerte dolor de cabeza, Sofía estaba viendo Juegos Mentales, por tercera vez la misma temporada. Me tenía un poquito harta así que decidí subir a mi habitación. Mis padres estaban hablando en su cuarto, soltando carcajadas, realmente hacían buena pareja. Entré a mi habitación, prendí la lámpara de escritorio y me senté ahí, sin hacer absolutamente nada. Realmente extrañaba a Lauren, era esa etapa de enamoramiento y apego excesivo.

Quería estar hablando con ella todo el día, aunque fuera de puras matemáticas.

―Camila ―mi madre estaba en el marco de la puerta ―, tu padre y yo iremos al supermercado, ¿quieres acompañarnos?

―No mamá, gracias. Creo que me voy a quedar a estudiar ―la peor excusa de mundo, estábamos de vacaciones.

―Está bien, cuídate mi amor.

Mi mamá salió de la habitación y bajó detrás de ella mi padre. Escuché cómo el televisor se apagó, y el portón de la cochera se cerró.

Al fin estaba completamente sola en casa, sin mas dolores de cabeza por programas repetitivos.

Desbloqueé el teléfono, chequé WhatsApp, claramente no tenía ni un solo mensaje. Sólo me puse a ver los estados de mis contactos. Notificación.

Lauren: Hola Camila, sal de la casa, por favor. Estuve esperando a que tus padres se fueran.

Vaya, no me la esperaba, sinceramente. Ya estábamos en vacaciones, no necesitaba nada de mí. Me guardé el teléfono en el bolsillo del short, y baje corriendo las escaleras. Me topé con el espejo del baño, velozmente me arreglé el flequillo y seguí corriendo a abrir la puerta de la casa.

Ahí estaba la chica de los ojos verdes. Con esos perfectos labios que esbozaban una sonrisa preciosa. Dios mío, ella era una maldita droga.

―Hola preciosa, te traje esto: ―sacó del bolsillo trasero de sus jeans un chocolate y me lo tendió a través de la reja de la cochera.

Lo tomé rosando sus manos contra las mías. Era tan perfecta la estructura de sus dedos, sus uñas, todo.

―¿No me vas a dejar entrar?

―L-lo siento... ―me había quedado atontada en su mirada. Abrí la puerta principal y la dejé pa... ¿Qué mierda estaba haciendo? Estaba completamente sola, con Lauren Jauregui en mi casa. Y yo ni el primer beso había dado.

Entramos a mi casa. Le dije que tomara asiento y le pase el mando de Xbox. Me fui a la cocina a preparar unas palomitas, lamentablemente no alcanzaba los paquetes que estaban en la alacena. Dí un par de saltos y aún así no lo logré. Me invadió un calor en la nuca y la sexy voz de Jauregui me hablo al oído.

―¿Te ayudo? ―su mano derecha recorrió la mía y tomó el paquete de palomitas. No lo pude evitar, la encaré. Sonrió ante mí, soltó el paquete de dónde lo tomó y agarró mi cintura por debajo de la blusa. ―¿O te ayudo con otra cosa?

No pude evitar sonreír ante su morboso comentario. Sus manos comenzaron a recorrer mis caderas y a subir lentamente a mi espalda... Rayos, no traía sostén.

Lauren

Carajo, podía cogerme a Camila en ese preciso momento. Quería sentir cada centímetro de su piel. Quería comerme esa boquita de fresa. Tenía tremendas ansias de probarla. Seguí tocando su espalda, contorneandola, recorrí mis manos hasta su abdomen bajo, donde pude sentir el borde de sus bragas asomándose fuera de su short. Tomé de sus piernas y la cargué, ella aferró sus manos a mi cabello.

―Sube a mi habitación―susurró a mi oído. La agarré fuerte del trasero y subí las escaleras con ella. Al parecer su recamara era la que estaba pintada de un tono lila, entré y cerré la puerta con el trasero. 

La tiré sobre la destendida cama y comencé a besar su cuello a la vez que empujaba mi pubis contra su feminidad. Ella daba leves gemidos a la vez que aferraba sus manos en mi espalda. Metí mis heladas manos bajo su blusa, ella jadeó al tacto...

―¡Cami, ya llegamos! 

Puta madre, sus padres.

No me mientas, princesa. (Camren)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora