Carta a mi hermano mayor

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  Hermano, hemos pasado muchos años juntos aunque siento que hoy es diferente. Puede que sea porque quizás finalmente he llegado a desarrollar la habilidad de mirar en perspectiva y verte desde una dimensión más amplia. No quiero sonar cliché pero creo que muchas veces te he tenido a mi lado sin darme cuenta de que estabas ahí, tus manos listas para alcanzarme en caso de que me alejara demasiado.  

  Durante la niñez fuiste mi compañero incansable de juegos, el que siempre estaba dispuesto a disfrazarse y a introducirse en mundos extraordinarios, el que siempre tenía tiempo para "sólo una película más" aunque supieras que me quedaría dormida en 5 minutos. Fuimos chefs profesionales, experimentando con todo lo que estaba en la cocina y probando platos que, aunque eran muy ricos, muchas veces nos dejaban durmiendo siestas en el sillón por horas.Fuimos exploradores, fuimos historiadores y también nos convertimos en escritores de una de las mejores historias: la nuestra.  

Aunque tenemos mucha edad de diferencia y aunque no compartimos el mismo género, tú siempre estuviste pegado a mi como si no hubiera otro lugar para ti. Aprendí mis primeras palabras bajo tu atenta mirada y me miraste empezar a escribir extraños cuentos de dinosaurios extintos que volvían a la vida con deleite. Aprendiste a vestirme con ropa que siempre combinara, con pequeños vestidos y también siempre te escondías furtivo para fotografiar cada una de mis locas ocurrencias.

Tu presencia se convirtió en una de las pocas constantes en mi vida y aprendí que ser hermanos es mucho más que compartir un lazo sanguíneo y un ADN parecido: significa decidir ser inseparables, apoyarnos en las buenas y en las malas, contarnos los más oscuros secretos y confiar en el que el otro siempre estará ahí para nosotros.

Los años han pasado y nuestra relación ha evolucionado con nosotros. Pasamos la temida etapa de la adolescencia entre mis extraños gustos musicales y tus intentos por siempre estar al tanto de mis últimas tendencias y pasatiempos. Llegamos a mi etapa universitaria en la que casi nunca tenía tiempo y en la que lograbas encontrarme entre cientos de libros, ensayos, tazas de cafés y reportes a medio escribir en el ordenador.

Gracias por haber compartido todos estos años conmigo y por todo lo que eso ha significado. Porque eres el encargado de guardar todos nuestros recuerdos con tu gusto por la fotografía, porque te sientes orgulloso de hasta el más mínimo de mis logros (como que haya podido pasar 3 días enteros sin usar mi teléfono aunque no haya sido por voluntad propia) y porque nunca dejaste de confiar en que lograría hacer todo lo que me proponía.

Estoy segura que fuiste uno de los que más fuerte aplaudió cuando viste como me graduaba de la universidad y claramente no podías contener tu emoción cuando conseguí mi primer empleo. Paso a paso has observado y creo que es hora de que yo comience a observarte a ti tal como lo hacía cuando era pequeña y podía saber, con sólo una mirada, si estabas feliz o enojado.

Esto es en memoria de todos esos fin de semanas donde comíamos en tu cama y veíamos películas de superhéroes hasta que no podía más del sueño, por todas las veces que me cuidaste y me dejaste contarte secretos, por cada ocasión en la que te pedí algo (incluso sin ofrecer nada a cambio) y aceptaste más que gustoso.

Solo puedo decirte una cosa para demostrarte lo afortunada que me siento y es que te quiero hermano, quiero verte feliz con tu pareja y que cuando me haga mayor ver como cuidas a tus hijos y ver que me llamen tía y tu y yo sigamos en contacto como si aun viviéramos juntos...te quiero.

Pd: Tu enana 

Pd: Tu enana 

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