R O C K S T A R
-Prólogo-
...
"Imaginen, por un breve instante, que están leyendo esto en una acogedora cabaña, con una cálida chimenea encendida frente a ustedes y dos tazas de chocolate y bombones recién servidas colocadas en pequeños platitos decorados con galletas. Están junto a la persona con la que nunca imaginaron pasar estas fiestas. Sus dedos se entrelazan y todo aquello que pudo haber pasado en el año es olvidado de ser necesario.
Un imponente árbol atrae su atención y permanecen sentados en el sofá, en un silencio tranquilizador, mientras "Baby It's cold outside" suena de fondo.
¿Verdad que eso suena como una de esas películas que tanto presumen de su felicidad? Ah, demasiado bueno para ser verdad... Muy pretencioso, ¿no?
Diciembre.
La época en donde los rencores están a flor de piel, listos para ser olvidados en cuanto suena la última campanada... La mayoría de las veces.
Hay historias de Navidad que empiezan con un floreciente noviazgo, de aquel con tipo inocente y conmovedor capaz de hacerte sentir en las nubes, sin siquiera pensar que son únicamente cristales de nieve o gotas de agua microscópicas suspendidas en la atmósfera, incapaces de sostenernos a nosotros y nuestras ilusiones, a veces demasiado pesadas hasta para nosotros mismos.
Estamos hablando de esa clase de noviazgo que sella su destino bajo el muérdago al momento en el que suena la décimo segunda campanada. Cuando el beso termina, mirarás a tu pareja a los ojos y pensarás centenares de frases más acarameladas que una panadería en plena festividad.
Mentiría al decir que yo no he soñado con un momento así, venga, ¿quién no lo ha hecho siquiera por curiosidad? Imaginar que existe algo tan poderoso capaz de superar cualquier adversidad y, como nos han hecho creer en libros y películas: Capaz de superar la muerte. Y sí, hablo del amor, aquella secreción de dopamina con ayuda de la traviesa oxitocina que estimula la capacidad de sentir placer y deseo, luego de una (no muy larga) lucha hormonal y de cortejo. No suena tan elegante cuando se involucran los hechos científicos, por algo la mayoría opta por describirlo como una sensación de mariposas en el estómago. Aunque, ¿han pensado en lo enfermo que sería devorar larvas para que sufrieran la transformación a mariposas en tu estómago? No es algo que ordenaría en ningún restaurante.
Continuando con más ejemplos animales y sus exitosas vidas, tenemos a los pingüinos: Ellos mantienen a su pareja de por vida.
Nosotros, en cambio... Meh, creo que los abogados tienen mucho trabajo gracias a los divorcios. Los errores son otra de nuestras características constantes, no aprendemos y volvemos a tropezar. Y eso no significa que esté mal. Terminamos con quien menos imaginamos, porque no hay nada prescrito.
La vida se basa en ciclos- no tan notorios como el de la mariposa-, nosotros nos enamoramos, nos desenamoramos, sufrimos, reímos, vivimos y finalmente morimos, algunos antes que otros, aunque con el mismo objetivo: Vivir como se nos de la regalada gana. Nos atraen las emociones fuertes y nos aferramos a tener mejores historias que los demás. A los humanos les gusta llamar la atención con sus particularidades.
Pero, ¿y si una historia debe terminar para dar inicio a otra? ¿Y si aquel noviazgo inocente sufre una metamorfosis?
¿Vale la pena contar la historia de una ruptura en plena época decembrina? Probablemente no, las personas prefieren leer cosas dulces, esperanzadoras, el espíritu navideño promueve la unión.
¿Deberíamos abandonar la idea del cuento perfecto? Probablemente sí, porque lo único que se verá será un romance hacerse pedazos para acarrear consigo lo que más valora el ser humano y por lo cual se han librado tantas guerras: Libertad.
...
Aunque, ¿saben? Ser libre no significa estar solo."
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ROCKSTAR
FanfictionDiciembre. La época en donde los rencores están a flor de piel, listos para ser olvidados en cuanto suena la última campanada... La mayoría de las veces. ¿Vale la pena contar una historia en donde esos mismos rencores permanecieron durante varios a...