DICIEMBRE 24, del 2023.
...
9 PM
— ¡Aléjense! ¡Ahora mismo o llamaré a seguridad!
Sus pupilas se dilataron en cuanto vio a los agresores. Corrió en esa dirección. No tenía tiempo para transformarse y Tikki se había quedado cuidando de Chloé.
— ¡Hey, hey, ustedes!— la adrenalina se había esparcido por todo su cuerpo. Los hombres, cubiertos de pies a cabeza con abrigos y gorros negros no se movieron. Contrastaban en la nieve como las chispas de chocolate en una galleta. Probablemente se estaban riendo de ella detrás de sus pasamontañas, ya que no se veía para nada amenazante. El sujeto al que estaban molestando se cubrió la cara con la bufanda, las enormes gafas de sol y el gorro, y se tiró al suelo. Marinette se aproximó a ellos y, aprovechando los peligrosos tacones de Chloé Bourgeois, lanzó uno en su dirección. A continuación la cegó una ráfaga de luces blancas. Tenían en las manos cámaras de potentes luces.
Reporteros. Irritantes e insistentes reporteros, pero inofensivos al final de cuentas.
Suspiró aliviada, sin su traje de Ladybug no habría podido hacer mucho si hubieran resultado peligrosos. Su instinto justiciero la había lanzado al vacío. Medio perdida y medio consciente de las direcciones, lanzó el tacón restante. Uno de los reporteros chilló disgustado y, aún con manchas blancas flotando en su campo visual, se quitó los suyos y repitió la secuencia. Rapunzel podía tener una sartén, pero nada superaría el golpe de un tacón de aguja.
— ¡Déjenlo tranquilo o llamaremos a las autoridades por invasión y violación de la privacidad!— Advirtió. Los reporteros se subieron en manada a la camioneta, ella casi se parte de la risa viendo lo fáciles que habían sido de espantar. Si Alya, hubiera estado ahí, ni un taconazo en el ojo lograría alejarla. La camioneta (que no resultaba discreta en lo absoluto) se alejó dejando un camino de humo. Marinette sonrió satisfecha.
Por desgracia, esa satisfacción no duró mucho.
— ¡Oye, oye tú, detente!— El acosado salió caminando a mitad de la calle, Marinette trató de alcanzarlo, pero la nieve entre sus dedos no ayudaba de nada. Él siguió caminando como si anduviera por su casa. La luz de otro automóvil la iluminó de pies a cabeza, se encontraba a unos pocos metros. — ¡ESPERA, ALTO!
Corrió para alcanzar al desconocido, que seguía de espaldas a la autopista, y lo tomó del brazo justo en el momento preciso en el que un convertible aceleraba sin intención de detenerse. La pulsera de la azabache se atoró en uno de los hilos del abrigo del extraño. Él se plantó en la nieve, abrió los brazos y se negó a moverse. Marinette lo empujó con todas sus fuerzas, no se permitiría ningún accidente mientras ella estuviera en guardia. Las cuentas de la pulsera que Adrien le había regalado en su cumpleaños número dieciséis se regaron por el asfalto, siendo aplastadas a su vez por el automóvil.
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ROCKSTAR
FanfictionDiciembre. La época en donde los rencores están a flor de piel, listos para ser olvidados en cuanto suena la última campanada... La mayoría de las veces. ¿Vale la pena contar una historia en donde esos mismos rencores permanecieron durante varios a...