— ¡Lo odio! — Gritó.— ¡Nath! ¿Está todo bien? — Preguntó Melody.
Nathaniel se quedó mirando aquellos documentos los cuales tenía que ordenar y revisar. Pero la situación ocurrida recientemente no le ayudaba mucho.
~•° FLASHBACK°•~
Nathaniel iba caminando por los pasillos del instituto, tenía que entregarle unos papeles a la profesora Delanay, pero el rubio no la encontraba por ninguna parte.
Pensó que quizá su hora había terminado y se había retirado hacia su hogar, pues la profesora no estaba en ningún lado.
Se rindió y se dijo a si mismo que sería mejor buscarla la semana que viene, ya que era viernes.
Se dirigió a la sala de delegados, para recoger todos los documentos y entregárselos a la directora.
Las dos últimas horas estaban pasando muy lentamente. En ese mismo momento tendría que estar en clases de historia, pero por culpa de su "trabajo" no pudo asistir.
La directora le había dicho que le lleve unos papeles a Castiel, Nathaniel tenía unas ganas inmensas de ver que eran esos archivos, pero no quería ser un chusma.
Pensó que quizá tenga que firmar algo, o simplemente documentos que debía tener en mano en caso de emergencias.
Fue hacia la clase de Historia en busca de Castiel, pero el profesor le había dicho que este no había ingresado en ningún momento.
"Quizá se saltó la clase" Pensó Nathaniel. Era lo más obvio y típico de Castiel.
Lo conocía tan bien, lo conocía más que sí mismo. Nathaniel siempre se sintió atraído por el pelirrojo, pero el rubio nunca quiso admitirlo, no quiere hacerlo.
Además ¿Qué logrará diciéndose a si mismo que si le gusta Castiel? Solo lo arruinaría, pensando que el pelirrojo nunca lo vería como algo más que "compañeros".
Esa clase de pensamientos hacían añicos el corazón del rubio. Son totalmente diferentes, tienen gustos, ideas y pensamientos diferentes.
Por otro lado, Castiel moría por el rubio. Por más cursi que suene, Nathaniel era una persona totalmente adorable ante los ojos del pelirrojo.
Claro que Castiel se mostraba frío ante Nathaniel. Pues lo que menos quiere es que el rubio se de cuenta.
En resumen, ambos se gustan, ambos están enamorados y dolidos.
Nathaniel seguía caminando por los pasillos, hasta que un olor a cigarrillo (traficando rimas xdxd) inundó sus fosas nasales.
Rápidamente pasó por su cabeza el sótano, el único lugar en el que Castiel podía estar tranquilo y pensar claramente.
Nathaniel se dirigió a pasos apresurados hacia el lugar en dónde yacía el pelirrojo. Quien estaba sentado contra la pared, con los ojos cerrados exhalando todo el humo del cigarrillo.
El rubio se le quedó mirando un largo rato, observando sus perfectas facciones. Su cuerpo bien formado, su suave cabello el cual anhelaba poder tocar y acariciar a su gusto.