Capítulo 1.

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Mi nombre es Becka, Becka Donaire. ¿No habías escuchado ese nombre? Me imagino que no, Becka no es un nombre común, de eso se encargó mi madre, de no darme nada común.
Mi padre, bueno, el prefiere que pase desapercibida ante la sociedad, cosa que no se me da.
Soy hija de Leroy y Lena Donaire, dos empresarios millonarios, con solo dos cosas en común.

La pasión por su trabajo. Y yo.

Mi vida giraba entorno a ellos, si ellos no estaban, no tenía nada, y no, no me refiero a que no tenía amigos, tengo pocos, pero toda la ciudad quisiera ser mi amigo, más bien me refiero a lo económico, mis padres me dan todo, el dinero para comprar ropa, para el instituto, para fiestas, en fin, dependo completamente de ellos, y eso, eso me es un problema, ya que mi vida era absolutamente el instituto, mi instituto lo era todo para mí, era el mejor y más caro en la ciudad, el campus tiene las mejores instalaciones, las mejores clases, los mejores profesores, y las mejores clases sociales.
En el instituto he conocido a muchas personas, una de ellas, es mi mejor amigo Evan, su padre es dueño de la empresa de chocolates del país, y si, son jodidamente deliciosos esos chocolates.
De ahí, tengo a Jaden, el típico chico guapo con el que todas quieren, pero ¿Creen que les hace caso? No. Jaden está completamente para mí y nadie más. Luego van mis dos amigas, Lana y Harriet.
La vida me era tan perfecta, hasta que escuché las palabras de mi padre.

"Te cambiarás de instituto".

¿A qué se les viene el mundo encima si sus padres les dicen eso, el último año en sus instituto? Pues a mí sí, y más, cuando me enteré que yo, su hija, hija de las dos personas más influyentes en todo el estado, iba a estudiar, nada más y nada menos. Que en un instituto público. El horror.
Y el horror empieza, justo con esa última mirada que le doy a mi padre.

Bajo del auto de papá a regañadientes, le sonrió forzosamente, suplicando que no me deje en este sitio y sonríe.

- Nos vemos en la noche, buen inicio de clases.

Responde y arranca el carro, doy un fuerte suspiro, molesta y giró sobre mis talones, miró la institución aún pensativa, puedo aún irme por donde llegue, pero era imposible, mi casa, mi anterior instituto y mi dignidad están muy lejos de mi.
Hago un puchero y miró a los cientos de chicos y chicas entrar al escuchar la chicharra.
Doy un rápido vistazo a lo que me rodea. Un instituto viejo, lleno de "graffitis", unas canchas de "fútbol" algo descuidadas. Las bancas rayoneadas, el pasto en muy mal estado.
Me armo de valor y cuelgo la mochila en mi hombro derecho.
Al entrar, noto los pasillos un tanto vacíos y me es un alivio, no se qué haría si tuviera que pasar entre empujones, el pasillo es menos estrecho que el de mi instituto que así sea plena hora para revisar tu casillero, pasas sin empujones.
Empiezo a caminar sin prestar atención a los chicos que están a mi alrededor, revisando el número de aula, según lo indicado, mi aula es la número 32 y yo apenas y miro la número 8, miró con detenimiento los casilleros, todos grises, algunos rayados con palabras ofensivas.
Reviso el mapa que me ha entregado papá, según esto, mi aula está en el último edificio, lo doblo y doy un suspiro de frustración, escucho varias risas y volteó hacia los chicos que están detrás de mí, recargados en los casilleros y mirándome.

- ¿Te perdiste linda? - Me pregunta uno y empiezo a morder mi labio inferior. - ¿En qué te ayudo? - Sin pensarlo me doy media vuelta y empezó a caminar.
- Miren ese trasero. - Joder. Siento mi cara arder de la vergüenza y empiezo a caminar más rápido, escucho los pasos de los chicos detrás de mí. - Hey, espera, no se ven traseros así tan seguido. - Trago saliva y veo a uno de los chicos pasar por mi lado, justo en el momento en que siento la mano de uno de los chicos sobre mi trasero, dando una fuerte palmada y ahora sí, se que estoy más roja que un tomate. Me freno y me giró para ver a el mismo chico que me habló.
- ¿Que te pasa imbécil? - Le grito y el solo ríe.
- Se me antojo. - Dice levantando los hombros y todos los chicos a su alrededor sueltan carcajadas.
- Estúpido. - Digo y doy media vuelta colocando mi mochila en mis dos hombros y cubriendome, me alejo a grandes zancadas de aquellos chicos y cuando salgo del primer edificio siento unas ganas de llorar.

¿Enserio era necesario este tipo de castigos? Si, así es, mi padre me a mandado a este instituto como "castigo" por mi comportamiento los últimos meses del segundo curso, mi vida era perfecta, mis dos mejores amigas, mi capitanía en el equipo de porristas, el respeto de todos, mi mejor amigo y mi "aún no novio", eran todo para mí y ahora, me los quito, por una estúpida fiesta que se salió de control.

Camino rápidamente, evitando a los chicos y chicas, hasta divisar el último edificio, entro y me encuentro con otro largo pasillo, miró todas y cada una de las aulas, hasta encontrar la que se marca como la "32" y entro, ya que para mí suerte el profesor aún no llega.
Escogí un lugar en medio del salón, ni muy rebelde, ni muy nerd, además me aseguro de que no tenga comida o esté muy rayada, hago un gesto de asco antes de sentarme y colocó mis audífonos para perder el ruido que hacen los chicos a mi alrededor, sin prestarme atención, cosa que agradezco.
Miro la puerta abrirse y un hombre de unos 40 años entra, vestido de traje y un portafolio, deduzco que es el profesor, así que retiro los audífonos, todos toman asiento y el profesor saluda.

- ¿Podemos pasar? - Miró a la puerta nuevamente y siento un nudo en mi garganta.
- Adelante, Thompson. - Responde el profesor y deja pasar a el grupo de chicos, todos posan sus miradas en mi.
- Hola linda. - Dice el chico y sonríe. - ¿No te molesta que me siente aquí, verdad? Por qué si es así, ya me senté - Dice y toma lugar a mi lado. Muevo la butaca más lejos del chico y este suelta una carcajada. Le doy una mirada molesta. - Por cierto, mi nombre es Ash.
- No me importa - Le respondo de mala gana.
- Bueno, pero a mí sí me importa saber cuál es el nombre de la próxima chica a la que me voy a follar. - Y aquí vamos nuevamente, siento mi cara arder de vergüenza y volteó hacia el pizarrón, donde diez ejercicios de Química ya están apuntados.

Querido Ash.  [Corrigiendo]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora