CAPÍTULO 7

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Hay un televisor en la habitación frente las camas con señal por satélite transmitiendo en directo el festejo que está volviendo loco a todo Kagmus. Esta ciudad es la única en tener el festejo más largo de toda Robro. Las personas pasean por las calles vistiendo todo tipos de trajes. Veo pasar enormes autos alegóricos, todos representantes de algo en específico. Una enorme mujer desnuda sosteniendo un arco con una mano y una flecha con el otro representando a todas aquellas mujeres que han muerto en lucha, la desnudes representa los delitos que se han arremetido contra ellas y contra sus derechos. Eso es lo que explica el narrador en el televisor. Detrás de ella aparece un ave de plumajes largos en la cola en diferentes colores, su cuello es largo con una cresta deslumbrante. Hoy esa ave representa la libertad de expresión de las personas homosexuales. Seguido de eso, llega un caballo negro flameante, representante de las noches de diversión y un centenar de personas lo acompañan. Cada año, el desfile toma lugar para expresar diversidades de situaciones ocurridas a lo largo de la historia. Y existe un auto alegórico especial que defina lo que mejor se dio durante ese año y creo que esta vez es ese caballo. El desfile continua, miles y miles de personas bailan, modelan, beben, comen, se divierten, se exceden, todo pasa esa noche. El narrador anuncia la llegada del tan esperado diseño anual, lo que me hace saber que estaba equivocado con respecto al caballo en llamas. No se ha hecho una toma del diseño anual, pero debo imaginar que es algo fenomenal.

—Por un momento creí que el caballo había sido el diseño para este año — comparte Gabriel—. Tiene a muchas personas junto a él, y es una representación clara de los excesos en esa ciudad. Es el caballo del pecado.

—Yo también comparto la mi... —alguien llama a la puerta. Dejo la palabra al aire y camino hasta ella. Harold y Gabriel están recostados sobre las camas, ni uno de ellos movió un solo musculo.

—Chicos, ¿Están ahí? —llama Diego.

—¿Donde esperarías que estuviéramos? —respondo con sarcasmo al abrir la puerta.

—Espero que estén listos para ir a la fogata. Casi son las 21 hrs, debemos darnos prisa. Tenemos que encontrar ese lugar —Chris espera en el andador principal.

—Sí, estamos listos —añado después. Al cabo de un rato de estar en la terraza, decidimos asearnos  y prepararnos para la fogata. La temperatura ha bajado, afuera esta frío. Así es el nuevo mundo. Según he leído, una selva no debería ser tan fría como ahora. El clima ha cambiado mucho en los últimos años. Ya no hay estabilidad climática.

Usamos el mapa del folleto para ubicar la fogata. Los corredores están iluminados y sientes la impresión de estar en un mundo verdaderamente desconocido. Encontramos señalamientos y comenzamos a guiarnos por ellos. Los sonidos de noche en la selva también son increíbles. Mis amigos y yo bromeamos sobre distintas cosas mientras encontramos la fogata, un sujeto del personal del parque se nos acerca de pronto y nos sugiere mantener la voz baja. Seguramente nos encontró por los fuerte que es la risa de Harold. Ese tipo ríe de forma muy extraña y fuerte. Antes de que se marche le pedimos ayuda para encontrar la fogata. Nos señala con el mapa que caminos tomar para llegar ahí. Continuamos y después de unos minutos, la luz parpadeante del fuego reflejado sobre los arboles nos indica que hemos llegado.

Un pilar de rocas rodea el fuego que ilumina la velada. Las lámparas en esta área están apagadas, solo puedo ver tres encendidas. Hay muchas personas reunidas, cada una en su propio grupo. No parece haber tanta interacción con los otros turistas, es decir, uno de las razones de esta velada debe ser conocer a los demás y dejar de vernos como completos extraños. Entablar una relación podría mejorar nuestra visita. Nos acercamos al fuego y tomamos asiento en los troncos de madera que están cerca. Veo a Diego alejarse sin decir nada, probablemente va al baño. No sabemos exactamente porque estamos aquí, fue Diego quien nos informó y ahora nos ha dejado. Paso rápido la vista sobre el lugar para saber dónde estamos exactamente y para familiarizarme con las personas con las que probablemente compartiremos la aventura. Estamos cerca del río, eso creo, el sonido del cauce es fuerte en la distancia. No diría que estamos completamente cerca porque los arboles nos rodean completamente, este lugar es como el Centro de Visitantes pero con una fogata en lugar de un edificio, el cielo es muy visible aquí. De tener un cielo despejado, esta noche sería de las mejores que alguna vez hubiese tenido.

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