Capítulo 3: Y tu quién eres

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Esa noche, Rohan durmió profundo. Solía dormir profundo cuando él se acomoda sobre su cama. No tenía corazón para negárselo y, además, como era invierno resultaba sumamente agradable tenerlo acurrucado a su lado y abrazarlo por sobre las mantas. Porque no le dejaba meterse dentro de las mantas, no, pelos por todos lados. Pero sí le dejaba dormir encima y Rohan le abrazaba en busca de calor. Era un perro muy grande, muy calentito y esponjoso.

Su pelaje ya había crecido por completo y simplemente adoraba lo suave que se sentía bajo sus manos. No podía creer que alguien fuera capaz de hacerle daño de esa manera.no podía creer que existieran monstruos tan crueles que se divirtieran llenando de pegamento a un inocente animal. Pero sabía que era así, no era la primera vez que veía un caso como ese. La gran diferencia es que ahora Perro, el guapetón, era su mascota y los otros animales o no los había conocido —casos vistos en internet— o s habían entregado en adopción.

Perro era suyo y no pensaba entregarlo a nadie.

Por un momento, le pareció notar a Perro muy inquieto en la noche. Lo abrazó mejor, le besó la cabecita y continuó durmiendo. Había tomado pastillas para dormir esa noche, no despertaría.

El problema vino cuando, al despertar, palmeó la cama a su lado y no encontró al animal. Tan solo sintió una textura muy rara y, en realidad, como si algo estuviera esparcido sobre la cama. Tomó un puñado y lo llevó hacia su rostro y con ojos a medio abrir, notó que que era pelo.

Pelo de Perro.

Confundido, se sentó en la cama, tan solo para ahogar un grito de sorpresa. Saltó de las sábanas, dio de lleno en el suelo pero no tardó en ponerse en pie.

—¡¿Quién eres?! —exclamó y rebuscó en su cajón, su padre había sido siempre un pacifista y toda esa mierda, pero luego de que este muriera asesinado por ladrones en su propia casa, Rohan había tomado la costumbre de tener arma a mano en su hogar—. ¡¿Qué haces aquí?! ¡pervertido!

En su cama, ahí donde solía dormir su Perro, había un jodido tío desnudo en posición fetal. ¡Un tío desnudo! ¡Desnudo! ¡Podía verle el culo desde aquí!

¡Y había pelo de Perro por todos lados!

El tío se movió, se sentó y miró a Rohan con gesto confundido. El pulso a Rohan le tembló, pero permaneció firme apuntándolo con el arma.

—¡Qué hiciste con Perro!

Pero el tío parecía no reaccionar. Se volvió a recostar, tan solo para pegar un brinco luego que sobresaltó a Rohan y se levantó de la cama con las manos en alto. Pero no era un gesto de rendición, se miraba las manos.

Se miraba las manos rompió a llorar con tal desconsuelo que la confusión de Rohan aumentó. Lo vio tirarse al suelo, llorando, llorando tan fuerte que incluso él se sentía incómodo. Se miraba las manos, se tocaba entero. ¡Se tocó el pene!

—¡Pervertido de mierda qué mierda haces!

AGH.

Rohan no fue capaz de mantener el arma en alto, pero no la soltó.

Retrocedió, porque el hombre se había levantado del suelo y se avalanzó hacia él. Seguía llorando. Llorando muy fuerte y se abrazó a él como si su vida dependiera de ello.

Confundido, Rohan le palmeó la espalda.

—Ya... —murmuró—. Ya... todo está bien.

No sabía qué más decir. Todo era demasiado incómodo. ¡Demasiado!

—Br-Bran...Brandon...

El hombre tosió y Rohan lo sintió temblar en sus brazos. ¿Brandon? ¿Ese era su nombre?

Quizás con un beso en Navidad [Finalizada]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora