El rey de los porteros [Inazuma Eleven]

Metiendo la pata

Los grisáceos ojos de King me miraban burlescos, sin embargo se molestó en no soltar unas cuantas carcajadas. Me había dejado llevar por la sorpresa, gritando así mi oración hacia la diosa que me acababa de inventar. 

—Gracias... —pronuncié mientras le sonreía, intentando hacerle olvidar dicha escena. 

No obtuve respuesta alguna, tan solo una pequeña sonrisa. Se puso otra vez erguido y botó el balón que tenía entre su brazo derecho y el costado. Estaba equipado con el uniforme de la Royal Academy, algo que me hizo sonrojar. Le sentaba bastante bien, demasiado quizás...

"Oh por todos los dioses, está más bueno que la Nutella". 

—Bueno... —Su voz me alejó de mis pensamientos, llevándome a la realidad. Tenía la mirada perdida en el bosque, y se le notaba inseguro. 

—¿Vas a jugar? —pregunté instantáneamente a la par que señalaba la pelota de fútbol. 

Joe asintió y luego ladeó la cabeza.

—Voy a entrenar, ¿quieres... venir? —Confirmé con una gran sonrisa, no podría permitirme el rechazar tal oportunidad. ¿Ver al maravilloso Rey de los porteros entrenar? ¿A la pantera de la Royal? 

Jurosolemnemente que, aunque estuviéramos en un bosque, mis acciones noserían malas y solo me dedicaría a observarlo. Yo, Zia, no soy unavioladora del bosque antiguo. Noté un toque en la nariz que, por vigésima vez me sacó de mi ensimismamiento. 

—Suelo entrenar por aquí, sígueme. —Se le veía totalmente calmado, indiferente. Mi corazón palpitó un poco, por más que quisiera convencerme a mí misma de que no me gustaba...

—Es demasiado perfecto —susurré, mas este se dio la vuelta enarcando una ceja—. Me refiero al fútbol —titubeé, pero pude camuflar la verdad con aquella pequeña.

Alzó sus hombros al mismo tiempo que parecía soltar una pequeña carcajada, algo que no pude confirmar pues me dio la espalda y emprendió el camino. Preferí acallar mi voz y seguirlo en completo en silencio, me estaba conduciendo por un sendero en el bosque que  no conocía muy bien.

"Ahora es cuando Joe es un peligroso criminal que se dedica a aprovecharse de las niñas bobas como tú. ¿Sería incómodo? No. Sería realmente suculento".

Mordí mi labio, culpable de pensar tales cosas y me dí una palmadita en el moflete. Y lamenté mucho hacer esto, pues aún sentía el pelotazo en el rostro, y el dolor llegó hasta mi oreja. Reprimí un sonido que alertara a King de esto, estaba quedando muy mal delante de él, y eso no era buena idea.