Lo que había pasado en el corto transcurso de un año le parecía confuso, las cosas habían pasado demasiado rápido para su gusto, ademas aun no entendia como de algo que comenzó por una orden se hizo verdad.
-¿Que?- apenas lo creía semejante orden no podía ser cierta.
- Lo que has oído, Camus.- Saori ni se inmutaba ante su cara de desconcierto.
- Pero es que...
- Sin peros que valgan, Ganimedes, - se levanto de su asiento para rodear al pelirrojo, dejo sus manos sobre sus hombros- Han visto como te mira, ese sujeto te adora, hasta parece que te ama, si te le acercas, podremos tener más información del tal Antares. Y para que lo sepas es una orden.
Suspiro.
- Esta bien, Athena.
Así comenzó todo, el que ahora estuviera con Milo era un simple plan de Athena, pero paso lo que no estaba en sus planes, ¡ se termino enamorando en serio!, ¿ se arrepentía? Por supuesto que no, el tiempo que llevaba con Milo se lo habia pasado realmente bien, aparte que lo que más le impresiono del peliazul era su sinceridad, cuando las cosas comenzaban a ponerse un poco más serias entre los dos, el griego no dudo ni un segundo revelarle su verdadera profesión.
- Soy un Sicario.- solto de golpe, esperando nervioso la reaccion de Camus.
- ¿Ah?
-Eso, soy Sicario, y si te lo digo es para protegerte, ya tuve la experiencia de que desapareciera alguien importante para mi, no quiero que vuelva a suceder.
Aunque tenia muy claro de quien hablaba, quedo sin palabras al ver su sinceridad, no se lo esperaba, y eso le gusto.
Un año ya llevaban juntos, un año de locuras, de cariño, amor y sobre todo de felicidad entre los dos. Aun con el tiempo en el que llevaba su relacion nunca habían pasado de los besos y las caricias suaves hasta esta noche.
Se habían pasado un poquito de copas y apenas pudieron llegar a la habitación de Milo sin tirar el vino que aun les quedaba. Se acomodaron en la cama, Camus sobre el pecho de Milo, el griego comenzó a pasar su mano por las cabellos carmesí de su pareja, hasta llegar a su rostro, paseo su mano izquierda por el mismo, dejando caricias en las mejillas, el mentón y finalmente los labios, esos que tanto gustaba devorar.
Con cuidado dejo la botella y copa de vino en la mesa de noche, a la vez que se subia sobre su adorado pelirrojo. Vio con detalle el rostro de su pareja, y sin pensarlo se apodero de esos labios, su lengua se adentro en su boca. Jadeos pequeños gemidos se le escapaban a Camus, una de las manos de Milo estimulaba su miembro por lo que le era algo difícil controlarlos.
Con ambas manos comenzó a acariciar su abdomen y al mismo tiempo a subir su polera, cuando ya lo tuvo con la polera y los brazos arriba tomo de nuevo una copa de vino, Milo miraba con lujuria a Camus, nunca imagino que lo tendría así, esa imagen de su adorado francés era muy excitante.
- Quiero probar algo.
-¿Que cosa?
- Tu autocontrol.- con eso se le corto la respiración, vio como Milo tomaba un poco del contenido de la copa y acercaba sus labios a su vientre, dejando algo de ese liquido oscuro en su ombligo- No te muevas, o mancharas mi cama con vino.
Dicho eso metió su mano derecha bajo los pantalones de Camus masajeado por sobre el bóxer su miembro, mientras que con la otra se aseguraba que no bajara las manos, sus labios torturaban el blanco cuello, junto con esos capullitos de carne.
Le era muy difícil el no moverse, de su boca no paraban de salir suspiros y gemiditos, la risa traviesa de Milo tampoco le ayudaba.
- Quiero escucharte gemir y gritar mi nombre como nunca antes.- Con su boca quito lo que le quedaba de vino en el vientre- Buen niño.
Acto seguido, quito el resto de ropa que le quedaba puesta, la propia también con una rapidez casi desesperada. Ambos cuerpos desnudos sobre la cama, el peliazul ni lo pensó volteo a Camus dejando su entrada expuesta. Con un mano apretaba sus glúteos y la otra era lubricada por el francés, cuando sus dedos estuvieron bien ensalivados, metió dos de golpe en su interior.
- Ah, Milo.
- Eso es, dejalos salir.- sus dedos realizaban pequeñas embestidas dilatando su interior, el tercero no tardo en entrar. Una vez listo, llevo su miembro ya erecto a la entrada de su pelirrojo, de una fuerte embestida lo metió completo- Ah, Camie. Eres muy estrecho.
Con un ritmo lento y constante comenzaron las embestidas, cada una más fuerte que la anterior. Camus apretaba la almohada con sus manos, mientras seguia soltando gemidos, no reprimía ninguno y eso sabia que le encantaba a Milo, sintió un tirón en su cabello y u na mano en su miembro, el griego si que sabia como hacerlo sentir placer.
-¿Como se siente Cam?
Sintio una embestida más profunda y fuerte.
- Ah, Milo... se siente tan caliente... tan caliente dentro de mi...- un hilo de saliva comenzó a bajarle por el mentón- ¡Ah, se siente... tan bien!
-¿Mi...?- Kardia se arrepintio de inmediato el no haber tocado la puerta. La cerro tan rapido como pudo y escucho por unos segundos los sonidos que salian de la habitación de su hermano- Dioses... yo me borro.
Se fue los más rápido que sus piernas se lo permitieron. Ninguno de los dos vio a Kardia al estar tan concentrados en lo que hacian. Milo siguió dándole placer a Camus hasta que este se corrió en su mano, el griego no tardo en venirse en su interior. Callo rendido a su lado viendo como aun respiraba agitado.
- Eso fue...
- Quiero más...
- ¿Que?
- Quiero más de ti, Milo. Dame más...- Se subió a horcajadas sobre él- Por favor, mi amado Sicario, dame más.
Movía sus caderas de una manera bastente provocativa sobre su amante, despertado de nuevo su lívido.
- Ruegame.
- Por favor, Ah quiero más de ti...- Restregaba su trasero contra la erección del peliazul- por favor.
Milo lo tomo por las caderas dándole a entender que podía actuar. Camus se autopenetro. Los gemidos llenaban de nuevo la habitación. Ninguno de los pensaban en nada más que en su propio gozo. El francés se recorria con la manos, por un accidente metió dos de sus dedos en su boca y estaba tan exitado que solo atino a chuparlos, Milo veía fascinado a su adoración, los ojos en blanco, la boca dejando salir esos bellos gemidos, la saliva que bajaba por su menton, su sudor, no podía haber nada mejor.
- ¡Milo, Ah ah!- unas cuantas embestidas más y Milo se corrió en su interior, al sentir ese liquido caliente de nuevo en su interior también dejo salir su esencia- ¡Ah!
Callo como peso muerto sobre su pecho, el griego no lo quizo mover solo busco algo para cubrirlos a los dos y dormir hasta el otro día.
- Descansa, Cam.
🔹🔹🔹
Dioses, Dioses, Dioses ¿Yo escribí eso? ¡Waahh! * se va a su rinconcito de trauma*
*Musiquita de anuncio* Queridos lectores tenemos problemas técnicos, "Ficker traumada por su propio capitulo" gracias por su comprensión.* Musiquita de anuncio*
ScorpioNoMilo ✌
ESTÁS LEYENDO
Mi Hermoso Enemigo.
FanfictionAmar a una persona y no poder acercarte por que tú sola presencia a su lado, seria un riesgo para él o ella. "Cuanto luche para que no te dañarán, y aun así... el daño me lo hiciste a mi" (Secuela: Después del Adiós.)