II

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Extraña

Y aquí me encuentro, acosando a una chica que al parecer vive en una cueva, puesto que no sabe quien soy, bueno,  tampoco yo ayudo a que se revele mi identidad y así quiero que se quede, mi irritan las multitudes y los paparazzis.

No sé por qué siquiera lo hago, ya llevo una semana mirándola pero me gusta la sensación que obtengo al hacerlo. Como mencioné antes, esa chica es hermosa pero me daba curiosidad verla hacer sus actividades. Hace lo que hacen los demás pero de manera diferente. Siempre va al mismo Caffe de siempre, pide diferentes postres y diferentes bebidas -lo sé por el tipo de vaso- y lee un libro diferente. No dura mucho en esa cafetería, luego hace diferentes actividades. ¿Qué no trabaja? ¿cómo gana el sustento?

Vive en un condominio de departamentos un poco lejos del centro de la ciudad, se ve que vive sola, pues en esta semana no la he visto con nadie más; y por su ventana puedo ver la silueta cuando se desviste, cuando se viste, cuando toma su laptop y duerme bastante tarde.

No es hasta que apaga las luces cuando me voy a mi propia casa.
Tengo un auto común solo para pasar desapercibido, y voy a una casa que compre en las afueras de la ciudad, prácticamente en la carretera.


Es una casa de un solo piso, pero bastante amplia. No me quejo si hablo de cosas materiales. Vivo solo y no me molesta puesto que cuando vivía con mi padre era prácticamente lo mismo. Sin embargo, esto es mucho mejor, puedo traer a quien yo quiera cuando quiera, hacer lo que yo quiera -dentro de la casa- sin que nadie me hostigue.

Entré y me quite el abrigo, haciendo mi rutina que hago al llegar a mi casa.

Fui al baño y me quite los pupilentes que día a día debía utilizar para que nadie supiera de mi "anomalía", no me molestan, es más, hasta hay veces que ni recuerdo que los llevo puestos; limpié el rostro con agua caliente. Abrí los párpados y me mire en el espejo, observando directamente mis ojos verdes.

Son totalmente verdes y mi pupila es una línea en vertical. Mi padre dice que de un millón de personas, una tiene esta anormalidad sin nombre.

He hablado con médicos, conocedores de la anatomía y biología que van a La Zona, pero ninguno de ellos sabe qué es exactamente lo de mis ojos, mucho menos explicarmelo.

Sentí las gotas que recorrían mi rostro hasta llegar a mis labios, las saboree al relamerlos, aún sin despegar la vista de la imagen en el espejo.

¿Qué soy? ¿Por qué soy... Diferente?

A veces llegaba a la conclusión de que fue culpa de mi madre. Papá es normal, no tiene esto que yo. Pero mamá... No recuerdo mucho de ella, solo me dijeron que nos abandonó en cuanto vio mi defecto.

Maldita, ni siquiera porque vivíamos sin carencia alguna pudo quedarse. La culpo por esto, la culpo y jamás se lo perdonaré.

Lo que me trajo a la realidad, fue sentir una cosa peluda restregarse contra mi pierna y maullar.

Era mi gato, Plagg, también es un maldito interesado, solo me ronronea y me demuestra afecto cuando tiene hambre y quiere queso. Si, come queso, es igual de extraño que su dueño.

Sonreí al verle, me quité mi camisa y seque mi cara. Dejé la prenda mojada a un lado y me incline para tomar a mí mascota entre mis brazos, acariciandolo mientras maullaba.

Plagg me agrada bastante, no es una molesta compañía y a veces siento que puede entenderme, nos parecemos más de lo que creen, sobre todo por nuestros ojos.

— Ten amigo.— puse un plato lleno de queso Camembert sobre la barra de la cocina y al gato negro a un lado. Lo observé lamerlo y morderlo, pero mi percepción se perdía conforme volvía a cavilar.

Del Cielo al Infierno [AU Miraculous Ladybug]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora