IV

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Irresistible

— Se te ofrece algo.— preguntó la chica, confundida.

Toda tú, preciosa.

— Solo quería conversar un poco.— acomodé mis codos sobre la mesa.

— Y ¿No hay otras personas con las que puedas conversar? Estoy ocupada.— volvió a su lectura.

— Hay mucha gente si, pero nadie es tan hermosa como tú.— sonreí coqueto. Para mi sorpresa, ella comenzó a reírse y mi sonrisa se borró.

— Ajá, claro. Mira, en las noches hay chicas más buenas que podrían darte lo que quieres, y no te preocupes, no cobran tan caro.— ya no me miraba.

— ¿Enserio crees que solo por eso estoy aquí contigo?

En parte si, nena.

— Déjame dudar de que estás aquí por asesorías escolares.— miró su celular y cerró su libro.— pero de todas formas, ya me tengo que ir.— sacó dinero de su cartera y lo colocó sobre la mesa.

— Creeme que si supieras quien soy, no te resistirías a mí.— le guiñe un ojo.

— Me quedaré con el suspenso.— sonrió falsamente y salió del lugar.

Por supuesto que la seguí todo el día, hasta la noche, pero desafortunadamente para mí, hoy las cortinas estaban de por medio.


Volví a intentar al día siguiente.

— ¿Otra vez tú? ¿Qué quieres?— un poco a la defensiva ésta vez.

— Nada, solo quiero hacerte compañía.

— Hay más...

— Solo a tí.— me acerqué sobre la mesa.

Por fin, lo ví en sus ojos, estoy muy seguro, un toque de deseo junto una pizca de curiosidad.
Díganme engreído si quieren, pero yo sé que soy atractivo, yo sé que atraigo a cualquier mujer de cualquier edad y ella, no era la excepción. Que fuera tan terca y testaruda era una cosa diferente.

Las personas son muy fáciles de leer, solo hay que analizar cómo visten, que llevan en las manos y que observan con sus ojos, o a través de ellos.

— No me interesa.— sentenció para después leer y no volverme a mirar.

Solo me quedé allí, observándola mientras ella me ignoraba. Pedí una bebida y no aparte mis ojos de ella.

Volvió a irse sin decirme ni su nombre y yo regresé al día siguiente.

— Dije que no me interesa.— en esta ocasión, ni me miró.

— Te interesará. Ya verás, mi amor.

— No me digas así.— noté su leve sonrojó.

Me he imaginado llamarla así cuando esté probando de ella completamente desnuda.

¿Qué soy un pervertido? Si, lo soy.
Y me fascina.

La mujer es lo más hermoso que pueda haber en el mundo. Tan perfecta, tan agridulce, tan delicada, tan llena de pasiones y deseosa. Me encantan.

No funcionó. Así que esperé al siguiente.
Fue la misma historia una y otra vez, hasta que un día, ella no fué.

Cinco días pasaron y ella ya no iba más a esa cafetería, lo cual fue bastante extraño para mí.

Dejé de ir a la cafetería y me dirigía a los otros lugares a los que ella regularmente iba.

Pero nada.

Del Cielo al Infierno [AU Miraculous Ladybug]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora