LOS DÍAS PASAN

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-¿Marinette dónde estas?- gritaba desesperada Alya, pues no encontraba a su amiga.

La busco por la escuela, en la biblioteca, en los vestidores, en los baños, busco por toda la escuela, pero no había rastro de la azabache, así que decidió ir al lugar donde su amiga ahogaba sus penas, el parque. 
Ahí encontró a su amiga, sentada en una banca con la mirada perdida justo en la fuente que estaba frente a ella, sus ojos rojos, tristes, de los cuales aun salían lágrimas, lágrimas que eran como gotas de hierro fundido al hacer contacto con la piel, lágrimas que solo un dolor tan grande hacían que las mismas quemaran al salir.
Alya se sentó a lado de su amiga, no era necesario decir palabra alguna, ella la conocía lo suficiente para dejar que su silencio lo dijera todo, que su mirada lo gritara todo, que su llanto demostrara todo.  A parte ella no se sentía capaz de animar a su mejor amiga, pues lo que ella sentía le dolia igual o más, esa era su amistad y después de lo que paso, ella sabia que no era necesario decir palabra alguna,  solo sabia que la necesitaba ahora mas que nada y no la pensaba dejar sola.

Marinette apoyó su cabeza en el hombro de su amiga y ésta a su vez en la de Marinette. 

Marinette tan solo se limito a mirar hacia la fuente que estaba frente a ellas,  donde recordó la vez que fingió pasar por casualidad, mientras Adrien  tenia sesión de fotos, esa vez que en la que ella fantaseo su vida junto a él, los hijos que iban a tener, como se llamarían, si tendrían mascotas,  soltó una pequeña risa acompañada de ironía.

-Alya- dijo la azabache en un hilo de voz, -debes regresar a clases, ya perdiste las primeras horas y no quiero que tus notas bajen por mi culpa, además Nino debe estar preocupado-  al decir esto último Marinette no pudo evitar sentir tristeza, pues a diferencia de su amiga ella aún no tenia novio y el día que se propuso tenerlo se desvaneció como la niebla al salir el sol.  -Yo estaré bien, es solo que,  aun no quiero regresar a clases o a la escuela- concluyo Marinette sonriendo falsamente a su amiga.

-Esta bien Mari, pero si necesitas algo, cualquier cosa lo que sea, no dudes en hablarme o textearme, amiga estaré ahí para ti cuando no necesites ¿si?- esto último no era cuento, pues cada que algo le sucedía a Marinette Alya estaba a su lado, como la vez que le confeso que era Ladybug y necesitaba su ayuda para que sus padres no sospecharan ni hicieran tantas preguntas al llegar a casa después de una batalla y necesitaba atención médica, Alya al momento se emociono, ella ya sospechaba algo las constantes salidas de la azabache, sus cancelaciones cuando planeaban salir juntas,  en fin, ese día ella se emociono al saber que su mejor amiga era la heroína de París.

Alya abrazo a su amiga tras decirle estas palabras, la ojiazul correspondió al abrazo y la miro a los ojos -estare bien- le sonrió y vio como su mejor amiga se alejaba del pida parque.

"Estaré bien, no importa"  pensó Marinette, mientras le salia una lágrima de sus ojos.

En la escuela las clases transcurrían con normalidad, exceptuando por la ausencia de cierta chica que la mayoría de los presentes notaron, incluso Adrien extraño a su compañera, algo inundaba en su pecho al pensar en ella pero ¿por qué  se sentía así?,  tal vez porque quería decirle personalmente de su reciente relacion con Kagami,  a decir verdad la primera que tenia.  Ella era su amiga y la consideraba especial, una amiga especial. 

Al terminar las clases la mayoría comenzaron a salir del salón, pero Marinette decidió entrar solo a pedir a Alya sus notas y claro por que no, a rematarse de dolor para ver a Adrien con Kagami,  su aspecto era triste, cansado, sus ojos rojos y un poco hinchados, pero ella solo se limitaba a sonreír.

-¿Mari estas bien?- pregunto el chico pelirrojo que siempre se había preocupado por ella.
-¿Eh?... Aah sí, Nath todo bien- respondió ella a su gran amigo.
-No Mari, a mi no me engañas,  estas así por ese modelucho- dijo el pelirrojo con gran desprecio.
-Nathaniel!!!- Le reprocho Marinette
-Lo siento Mari, pero es que, el simple hecho de verte así de triste por culpa de ese... ese.... ese maldito me da coraje, quisiera reventarle la cara que tiene según ustedes las mujeres "esculpida por los mismos ángeles"- comento Nathaniel diciendo lo ultimo imitando voz de chica,  lo cual hizo que nuestra azabache riera. -Asi me gusta verte Mari-.

CUANDO TE VUELVA A VERDonde viven las historias. Descúbrelo ahora