La familia se está ampliando, eso sólo puede significar una cosa: el doble de problemas.
Con la llegada de los mellizos a la familia, más el recién enlace de Yurio y Otabek, tienen a Viktor y Yuri al limite .
Porqué aún en los peores momentos, la f...
La tensión se podía sentir en la habitación, Yurio sólo observaba como su madre jugaba con la comida sin probar bocado alguno del desayuno, mientras que su padre parecía buscar desesperadamente la mirada del japonés, pero para sorpresas de ambos, Yuri parecía estar ignorando deliberadamente.
Yurio no era tonto, era joven si, pero aún así sabía que había un problema ente ellos por culpa de Nancy, la Omega se había retirado la noche anterior, y sólo había estado un par de minutos en la casa, más sin embargo sólo eso bastó para crear esa horrible tención en el ambiente.
Había sido testigo de como el omega de Yuri se había encogido exaltado ante la presencia de la otra Omega en su territorio, y eso lo preocupó de sobre manera, conocía a su madre y no era del tipo celoso, o por lo menos no solía alterarse fácilmente; por otro lado su padre había reaccionado de la manera más extraña para el, liberando su feromonas, pero sin llegar a ser agresivo, como si no quisiera dañar a aquella mujer, algo completamente opuesto a lo que solía hacer, pues Viktor era la clase de alfa que salía a la defensiva de su familia importandole poco quien fuera la persona que los amenazaba.
Un suspiro molesto escapó de sus labios, sabía que algo estaba mal, pero nada podía hacer para solucionarlo.
-iré a entrenar- murmuró mientras se levantaba, no quería estar más tiempo ahí, no podía soportarlo
-pero casi no has comido nada- le respondió inmediatamente su madre, Yuri podía estar molesto o odiar a todo el mundo pero nunca dejaría que su cachorro se fuera sin comer, sus instintos no se lo permitia-¿no te gusto?-
- Estuvo delicioso como siempre, pero tengo que entrenar-
-aún estás herido, no deberías salir- la voz de su padre inundó la habitación, inmediatamente su madre bajo la cabeza
No pudo evitar observar confundido al japonés por su reacción, casi como si le tuviera miedo a su padre, había notado los gritos la noche anterior, proveniente del cuarto de sus padres, sorprendedemtme los mellizos no se habían despertado, pero era obvio que habían discutido.
-entonces saldré a caminar, no quiero estar encerrado- Yuri le dedicó una sonrisa comprensiva y Viktor no dijo nada más.
Prácticamente corrió hacia la puerta, sintiendo las lágrimas humedecer sus ojos, ¿qué le estaba pasando a su familia?
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Había perdido las cuenta de las veces que había suspirado, y nisiquiera era medio día, con pereza se dejó caer en un banco de aquel parque.
¿qué se supone que debía de hacer?, sólo le quedaba esperar a que todo se solucionará, como Otabek le había dicho, hacia falta más que una discusión para separar a sus padre.
¿cierto?.
El ladrido de un pequeño perro lo saco de sus pensamientos, no reconocía la raza lo único de lo que estaba seguro era que aún era un cachorro.