Capítulo 17: La defensa de las Tribus, parte 2

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Mientras sobrevolaban el mar a lomos del rojizo dragón de Turoki, Korra posaba sus ojos en el mar

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Mientras sobrevolaban el mar a lomos del rojizo dragón de Turoki, Korra posaba sus ojos en el mar. El viaje había sido muy incómodo (menos para Zonya y el príncipe, los cuales se lanzaban cumplidos mutuos y algún que otro beso también solía caer) ya que la tensión entre Asami y Mako se podía cortar con un cuchillo. Al padre de la Avatar le hubiera gustado preguntar que ocurría, pero por temor a una respuesta violenta, el Jefe no dijo nada. Turoki, al ver la situación, abandonó un momento los gestos amorosos para intentar romper el hielo.

-¿A cuánto estamos?-

-Aun día, a lo sumo- le respondió Tonraq- Espero que no hayamos tardado demasiado...- dijo preocupado-

-No se preocupe, seguro que Senna está bien- le reconfortó Mako-

-Eso espero -

-¿Oís eso?- dijo Asami intrigada-

-Sí, parecen... cañonazos- dijo la Avatar-

Al acercarse a la procedencia de los ruidos, nuestros protagonistas descubrieron a un barco de la Tribu Agua del Sur, combatiendo a la desesperada contra dos destructores enemigos.

-¡Es Utállak!- dijo eufórico Tonraq- ¡Sabía que no podían haber acabado con ese viejo lobo de mar!-

Korra se puso de pie sobre el lomo del dragón, bajo las atónitas miradas de sus compañeros.

-¿Qué vas a hacer?- le preguntó su prima-

-Mi trabajo- dijo la joven antes de saltar al agua-

Momentos antes de tocar la superficie del mar, entró en Estado Avatar. Ya estando en el agua, creó un gran torbellino que arrastró a los barcos de la Nación del Fuego al fondo del mar. Los marineros del navío aliado vitorearon a la joven, que había subido a la cubierta del barco con Aire Control. El dragón de Turoki aterrizó sobre la embarcación y sus pasajeros se bajaron.

-JefeT onraq- dijo el almirante cuadrándose- Me alegro de verle-

-Deja las formalidades- dijo el padre de Korra abrazando a su amigo- ¿Cómo sobreviviste?-

-Mis hombres se sacrificaron para que yo pudiera escapar y avisaros. Un capitán nunca abandona a su tripulación- dijo apenado Utállak-

-Fueron héroes- le dijo Tonraq- Que su sacrificio no caiga en vano-

-Sí- asintió el marino. Al mover la cabeza, su barba anudada de color blanco se movió- Debemos llegar a la capital. ¡A toda máquina, caballeros!- ordenó a su tripulación- Supongo que llevaréis mucho tiempo viajando. Descansad aquí. Mis hombres os prepararan camarotes-

-Gracias, almirante- dijo Korra-


Al caer el ocaso, Korra no podía conciliar el sueño, debido a la preocupación que recaía en su mente. ¿Su madre estaría bien? ¿Le habrían hecho daño a Naga? ¿Garion y los suyos habrían conseguido vencer en el Norte? Dichas cuestiones le atormentaban la cabeza. La joven salió a la borda, se apoyó en el barandal e intentó relajarse y aclarar sus pensamientos.

Avatar: La Leyenda de Korra, Fénix (Libro 5)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora