Día de suerte

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- pro...fesor Choi... - el rubio ya se encontraba sin aliento después de la sesión de besos, no podía creer lo increíble y buen besador que era el profesor.

Sin duda alguna, también un experto ya que en menos de lo que podía reponerse ambos estaban sin ropa...claro que más que experto, el profesor estaba demasiado entusiasmado con la idea de tener a este ángel como en cada fantasía que había tenido, pero no relevante esa información en este momento.

- mmm...ah... - el mayor besaba desde el cuello hasta el pecho deleitándose con el sabor de esa piel tan suave y blanca, de vez en cuando mordiendo ligeramente sin poder evitarlo; esto al principio sorprendió totalmente al menor, mas no podía negar que se sentía realmente bien.

- ahhh... profesor...aahh - seguía gimiendo ante los afectos del mayor.

- ¿te gusta?...veo que sí - sonrió complacido ante la imagen divina del rostro de su precioso ángel.

- siiii... ahhh... - el mayor bajo hasta su miembro tratándolo y pasando su lengua desde la punta hasta abajo...Dios que se sentía realmente bien, pero el angelito travieso también quería jugar un poco antes; así que uso toda su fuerza para poder cambiar su posición con el mayor y la vista los dejo a ambos sin palabras.

El profesor debajo de todos esos suéteres y ropa pasada de moda (que extrañamente se veía bastante bien en él) tenía músculos fuertes y ¡oh Dios era muchísimo más grande de lo que esperaba! eso le hizo sonrojarse aun más, dudar un poco pero no se echaría para atrás.

Por otro lado el profesor observaba a detalle cada parte del cuerpo de su dulce ángel, en definitiva era mucho mejor tenerlo de frente que en su loca imaginación.

- oh... Dios... sí...ahhh... - su ángel en definitiva no podía ser tan puro si era así de bueno en las mamadas.

Incluso si el profesor era grande, el rubio hizo todo un esfuerzo por llevarlo todo dentro de su boca...lo que cabía por su puesto.

Y esa imagen con los hermosos labios color cereza de su tierno ángel alrededor de su miembro casi lo hace correrse mas pudo contenerse, no necesitaba parecer un eyaculador precoz delante de tal belleza...no, no, sería una vergüenza total.

Después de unos minutos de una maravilloso trabajo oral, el mayor pudo liberar todo su semilla en aquella linda boquita y se excitaba cada vez más porque mirarlo tragar su semen y lamerse los labios era tan jodidamente erótico.

El menor se puso de pie y saco de su cajón una pequeña botella de lubricante...

- eres un chico precavido -

- ¿decepcionado de que no sea tan puro e inocente? - su voz había cambiado a un tono sexy y juguetón.

- puro e inocente me gustaba mucho, pero un ángel travieso terriblemente sexy me encanta y mucho - ya que el menor estaba de pie junto a la cama fue fácil para el caliente profesor tomarlo de las caderas y atraerlo sobre él.

- mmm... - el rubio enrojeció al sentir aquel miembro duro en su trasero.

- eres tan lindo bebé - el menor alzó una ceja ante tan cursi apodo.

- ¿no esperaras que te llame papi o sí? - el mayor por un momento se puso nervioso aunque se éxito al escucharlo, no quería parecer un viejo pervertido...más de lo que probablemente ya parecía.

- nooo, no, puedes llamarme como quieras; excepto si es al revés de verdad sería muy raro -

El ángel se mantenía acariciando el pecho bien tonificado del profesor, empezando a mover sus caderas lentamente.
- yo no tengo problemas en llamarte papi o profesor, de hecho creo que me gusta - oh Dios mío, iría a la iglesia todos los domingos ya que si esto no era un milagro no sabía lo que era.

Dulce tentaciónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora