CAPITULO I

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      Otro año mas en la secundaria, no puedo creer que en dos años mas me este graduando de bachiller y nose que haré con mi vida, aun trato de pensar a  que me voy a dedicar cuando me gradué, nunca había sentido tanta presión, es decir, en  el momento que salga de la secundaria, ya tengo que tener claro cual va ser mi carrera de universitaria, bueno pero tengo que dejarme de estresarme tanto porque me va a salir otra peca. Son apenas las cinco de la mañana y tengo mucho sueño, abro la regadera del baño y me comienzo a duchar, esta agua esta helada.

-Olgaaa- grita mi madre- el uniforme del colegio ya esta planchado, te lo coloque encima de la cama.-

-Gracias mamá- le respondo, mientra tiemblo del frío debido al agua.

       Me voy poniendo el uniforme del colegio, y me estoy dando cuenta que los años pasan, hace poco tenía el uniforme de un niño de preescolar, admito que no me gustaba mucho, la camisa era roja, parecía una chavista ( chavista son las personas que apoyaban politicamente al Ex presidente de Venezuela llamado Hugo Chavéz Frías) en primaria utilizaba la camisa blanca y comencé a usar falda, luego entre a la secundaria donde de primer a tercer año utilizábamos camisas azul y ahora, estoy en cuarto año de secundaria utilizando una camisa beige, sin embargo me gusta esta camisa, nunca pensé llegar a esta etapa de la educación. Comienzo a revisar los gabinetes de mi mesa de noche buscando las pulseras que me voy a colocar, pero observo detenidamente y veo una pulsera, esa maldita pulsera, esta pulsera tiene tanto recuerdos... me recuerdo el día que él me la dio. Bueno, no es momento para estar pensando de tantos recuerdos malos que me hacen sufrir, Olga recuerda, solo respira.

     -Olga se hace tarde- dice mi madre con el tono en portugués esperando en la puerta del apartamento.

    -¡¡¡¡YA VOYYY!!!- estoy gritando mientras corro a la puerta.

    Mientras mi madre abre la puerta, aprovechó y veo el mensaje que me llego al teléfono, y por supuesto es la ladillosa de mi amiga Fátima, no es que sea ladillosa pero a veces obstina aunque es una de las persona que siempre ha estado para mí, el mensaje que escribió dice "Becerra donde estás, no me vas a dejar sola hoy? verdad?, posdata: Saúl se acaba de caer y Marisabel se está cagando de la risa." vaya que tengo amigos normales.

    Camino por las calle donde vivo, para llegar al metro, agarró el metro para llegar al Colegio donde estudió y tardo aproximadamente 15 minutos, ya es tarde y me falta como dos estaciones, haaaa puta vida. Ok, ya se abrieron las puerta del tren es ahora o nunca, veo el reloj del metro y son las 7:00 am y a esa hora es que tengo que entrar al colegio, lo unico que me queda por hacer es correr, ahorita no me importa nada, admito que hace dos cuadras tumbe a una señora mayor y hace nada pise a una carajita, solo falta cruzar la calle para llegar, solo veo para los lados para que ningun carro me atropelle, bien lo hice solo me falta pasar para el colegio y lo habré logrado, siii, ahora que me doi cuenta ni si quiera  han comenzado a formar, osea que me eche un maratón para un coño.

    -MARICAAAAA- grita Fátima del mas allá.-Cuanto tiempoooo.-

    -Nos acabamos de ver la semana pasada- digo con cara del meme de "Really nigga"

    -No importaaa, dame un abrazooo- dice Fátima extasiada de felicidad.

    De repente ya no era Fátima la que me estaba abrazando sino era Marisabel, Saúl y Mario, al parecer me extrañaban aunque nos vimos hace una semana atrás, no entiendo. Acaba de sonar la campana y es hora de formar, esta es la hora mas ladillosa de todas.

    -Bueno, me despido- dice Marisabel ya que ella estudia en otra sección desde el año pasado.

Por fin acabo la hora de formarse y ya tenemos que subir, estamos subiendo la escalera para ir a a nuestro nuevo salón, volteo la mirada para ver si él estaba ahí, pero no lo visualizo, pero que hago haciendo esto, lo pasado es pasado. Entramos al salón y de repente voy agarrar un puesto y viene el cagón de Saúl y me lo quita, pero veo un asiento disponible atrás de Karolina y Andreina, ellas son como la uña y la mugre. Así que aprovecho y me siento ahí, tranquila, diva y poderosa pero escucho alguién arrastrando el asiento de alado para poder sentarse y cuando veo quién es para saldarlo, sin dudarlo era él, con su maldita cara y su maldita sonrisa que me hizo enamorar de él hace un año, nada mas y nada menos que Cristhian.

     -¿Está ocupado este asiento?- lo dijo de manera sonriente.

HISTORIAS (Maldito amor)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora