SARZ: La muerte se respira.

3. Sorpresa, sorpresa (I)

La camioneta se puso en marcha e inmediatamente nos encarrilamos en la carretera 9B, muchos automóviles varados hacían aún más lento el viaje pero la gran camioneta y su defensa blindada nos permitían sortearnos el camino. En ese momento caí en la cuenta de lo que estaba haciendo, hace casi tres meses me encontraba sentado en el salón de una Universidad de Artes y ahora tengo una maldita 9mm en mis manos, la vida sí que da giros extremos.

Pasaron alrededor de tres horas y el camino se hacía cada vez más y más aburrido, y Diana no cooperaba para dar charla, no es posible que se haya puesto celosa de verme hablar con Lorena, bueno, mujer al final.

-¡Esto es muy aburrido! Díganme muchachos, ¿Hace cuánto tiempo están en la zona segura?- Preguntó Helena a todos en la camioneta.

-Yo llegué con Chris y su hermana hace un mes, nos encontraron junto a Paola mientras huíamos de esos monstruos afuera de la plaza comercial- Respondió rápidamente Astrid mientras limpiaba sus lentes, no me había percatado de lo diminutos que eran sus ojos hasta que se quitó sus gafas.

-Linda y yo encontramos la zona durante los primeros días después de la infección, la pobre se estaba comenzando a resfriar y necesitaba un lugar urgentemente para poder cuidar de ella, a los pocos días de entrar comencé a dirigir las misiones de recolección junto al Capitán- Habló Norman viendo el paisaje.

-Unos idiotas trataban de matarnos a Daniel y a mí, y fue el grupo de Norman el que nos ayudó- Dijo a secas Diana robándome la palabra, volteé a mirarla y lo único que conseguí fue una mirada vacía, supongo que debe tener algo más está chica.

Pasó alrededor de una hora y Chris se había cansado de manejar, entonces Norman tomó el volante por lo que restaba del viaje. Ya estaban a punto de dar las tres de la tarde cuando por fin escuchamos algo que nos cambiaría el ánimo.

-¡Riverdale!- Gritaron a todo pulmón Astrid y Helena, como si se tratase del mismísimo Disneyland.

-¿Qué hay en Riverdale?- Preguntó Diana mientras se acercaba a la ventana a ver el paisaje.

-Tenemos entendido que es una de las zonas que desalojaron más rápido durante la evacuación, por tanto debe tener bastantes provisiones esperando para nosotros- Dijo Chris mientras aparcaba la pesada camioneta en la primera esquina que daba entrada a la zona habitacional de Riverdale.

Fuimos bajando poco a poco, cada quién con una mochila lo bastante grande para meter una garrafa de veinte litros de agua cada uno, pero en ese momento sólo buscábamos medicamentos y víveres, Helena y Chris se ocuparían de buscar material para el área de educación. Todos estábamos fuera del vehículo cuando comenzamos a escuchar pasos rápidos a nuestro alrededor, se escuchaban cómo las garras de las ratas sobre el pavimento pero esté sonido era más profundo, más grande.

-¡Diana abajo!- Escuché gritar a Norman mientras levantaba su pistola hacía ella, Diana inmediatamente acató las ordenes y cayó de rodillas sobre ella, en ese momento una bestia saltó por encima justo a la altura de la cabeza de Diana y cayó estrepitosamente sobre el asfalto, la cosa estaba semidesnudo y se veía bastante delgado, su piel era de un tono mostaza oscuro y estaba bañado en sudor. Rápidamente y sin dudarlo levanté mi pistola hacía el ente pero Norman ya se me había adelantado, tres disparos adelante para ser exacto. Continuamos observando incrédulos a esa extraña criatura y lo que más llamó mi atención, además de la caída de cabello excesiva y la humedad de su piel pálida, fue el desarrollo anormal de sus manos y pies, sus dedos se alargaron unos cinco centímetros más, terminando en grandes garras y sus piernas y tobillos se habían arqueado de manera que pudiera desplazarse a cuatro miembros, saltar o alcanzar lugares altos, inaccesibles para otros infectados.