Frozen Ground

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Esperar a que el invierno pasara en un rincón de la enorme tierra era suicidio seguro. Mucho tiempo en un solo sitio solo lograría a que se llenará hasta el cuello de nieve o que se atrajera uno que otro animal salvaje, los osos y lobos no eran del agrado de ninguno, aunque hora no se veían rastro de que estuvieran cerca.

Minho lo sabia bien.

Iban incluso más al norte que alguna vez el recorrió junto a su padre, sería un duro viaje que debía enfrentar pero estaba más que preparado, lo conocían como "Lo salvaje". Era un camino que tomaban ciertos hombres de su pueblo, este simbolizaría la valentía indiscutible y un pasaje seguro al Valhalla cuando muriera. No cualquiera entraba entre las profundidades de la tierra hostil.

Al norte existía un magnifico lugar donde el invierno jamás llegaba, similar al Valhalla pero con cráteres de vapor sediento siempre activo, aguas termales eran como la fuente de la juventud y una variedad de especias para deleitar el paladar, sin duda era un pago muy merecido.

Habían pocas cosas que emocionaban al duro hombre que era Minho, una de ellas era disfrutar de los encantos de la naturaleza. Quien lo diría por un hombre tan sádico como él a la hora de la batalla que disfrutaba desmembrando a sus rivales, le gustaba algo tan simple. Eso si, no era muy amante del mar pues ver tanta agua a su alrededor le estresaba un poco.

— ¡Acamparemos aquí!

Sindri, uno de los guerreros que le acompañaban aviso al grupo de al menos doce personas que cayeron como costales sobre las húmedas ramas. Se habían encontrado en un bosque, eso era buena señal, pues entre tanto kilometro de nieve, al menos este les serviría para evitar las grandes ráfagas de aire congelado y podrían intentar prender algo de leña, aunque algunos de sus compañeros tenían sus secretos para encender hasta la leña húmeda.

Había un riachuelo que pasaba a unos metros de ellos le serviría para abastecerse lo suficiente, pues no estaba completamente congelado y el agua líquida en ese lugar no era muy fácil de conseguir. Derretir la nivel a veces podía ser incluso más peligroso que un Oso tratando de defender a sus crías.

Minho monto una pequeña carpa improvisada de cueros que siempre cargaba, él mismo la había fabricado antes de partir como todos los hombres. Los sacos de dormir siempre eran bienvenidos, aunque ellos eran vikingos bárbaros y no les importaría dormir a suelo limpio, con el clima extremo no se jugaba, nunca se sabía cuando Odin soplaría mandando una helada que los cubriría hasta dos metros con fría nieve. Minho sabia que su carpa aguantaría aún más que la de sus compañeros, tenia soportes de hueso de ballena con cuero de distintos animales, además de que su saco era amplio cubierto de pieles que le mantendrían seco y abrigado en caso de cualquier cosa. La instaló un poco alejaba del grupo. Era un vikingo solitario que no disfrutaba mucho escuchar las salivas y dientes roer de la carne ni escuchar las risas o historias grotescas de sexo de algunos hombres. Incluso ya había montado primero su propia fogata con grasa de foca que le serviría para mantenerla ardiente la noche entera mientras terminaría el tallado de su cuchillo nuevo.

— ¡Traigo noticias! -Astrid, una mujer que les acompañaba se acerco con gran rapidez, ella era una de los encargados de explorar el lugar a su alrededor- Hay una pequeña villa adelante...
— ¿Y son muchos? -Minho se acercó con intensiones de escuchar-
— No demasiados, unos cuantos ancianos y el resto son pan comido -Ella sonrió tétrica, eso quería decir Invasión-

Todos partieron cerca de la caída del sol a donde estaba la pequeña villa, Minho no les quiso seguir, no era su estilo estar atormentando gente desolada en el fin del mundo, no queria hacer algo que fuera a enfadar a los dioses, además estaba seguro que de aquí al amanecer iban a estar todos sus habitantes muertes salvo los que servirían de esclavos. Queriendo buscar unas plantas que creían a las orillas del río, la vieja Erya le había enseñado que aquellas platas eran las únicas que sobrevivían al crudo frío y podría utilizarlas de muchas formas medicinales, no estaba más tenerlas. Aunque sería mejor si no tuviera que escuchar los gritos cercanos que le distraían.

OscuroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora