Capítulo 5. Malentendidos

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Ahora ya te di mi nombre pedófilo ¿podrías dejar de acosarme?

-¿A qué te refieres? Yo solo te seguí hoy

-No mientas desde el ya hace varias semanas me estas siguiendo al tren, subes en el mismo vagón que yo y te bajas en la misma estación que yo.

-No desde el lunes tú haces eso mismo.

-No ya te tenía miedo y pensé que el lunes si me esperaba no te iba a encontrar, pero tú me seguiste al puesto de pizzas

-Pero esa fue la primera vez que yo te había visto en mi vida – me daba ternura su forma de hablar, mirando al piso y tartamudeando estando roja únicamente de nervios, su clara piel y su rostro que conocí inexpresivo se tornaba como el de una niña apenada, mientras que casi gritaba de forma cortada por los nervios, le solté los brazos y para mi sorpresa no salió huyendo

-No me mientas te he estado viendo siguiéndome hasta la estación final del tren, sino fuera porque siempre me escondo entre la multitud de gente al salir del tren

- Pero si tanto miedo te doy ¿por qué no te subes a un vagón con más gente?

-Porque me gusta ir sentada

-Pero en realidad esa es mi parada del tren y el lunes solo tenía hambre, no es más que una serie de casualidades

-Pruébalo lolicon

-Ven conmigo de regreso y te demostrare que hay tomo mi autobús

-Nunca si algo me han enseñado es a no ir con extraños ni con potenciales violadores

-Es comprensible si quieres vamos en un vagón con gente

-Sería lo más razonable

-Y así fue fuimos juntos en uno de los primeros vagones y en la última estación resulto que ella cambiaba de línea del tren y yo salía a tomar mi autobús

-Vez aquí salgo

-Y aquí transbordo Perdona el llamarte pedófilo y confundirte con un violador

-No hay problema perdóname por asustarte

-Ten toma

-¿Qué es esto?

-Fue lo que pagaste por mí, la pizza

-Ah pensé que sería solo dinero perdido, gracias

-Ni...ni lo menciones, adiós

-Adiós Tania

-Fue extraño cada uno pensaba que el otro lo seguía. En fin esa tarde tenía planes Shendel nos había invitado a salir ya habíamos pedido permiso a nuestra madre por lo tanto yo las encontraría en el parque cercano a mi casa y nos iríamos a un karaoke también asistiría Hiro, gracioso nunca había escuchado a Hiro cantar y aun hoy en día quisiera nunca haberlo escuchado, nos estaba esperando ya en karaoke

-Bueno chicos cada quien paga lo que vaya a gastar echepto thu mi galletita de ajenjo sho pago pol ti mi amol

-Shi mi pereshoshito

-Valla pero cuanta miel espero no se molesten invite a un amigo

-La verdad no se nos hacía cosa rara ella siempre invitaba a alguien, amigos, uno que otra vez a su novio, para no hacer mal tercio y que pareciera una cita doble, la verdad es que casi siempre yo era el mal quinteto

-No nos molesta ya después de todo ya estamos acostumbrados a que vengas con alguien

-Oye ¿y tú?

Te salve del olvidoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora