-Extra De Navidad-

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-¡Feliz Navidad!-Gritó Fred de la manera más animada qué podía, pues era de mañana.

-¿Hoy se celebra el nacimiento de la Diosa de Picas, no?-Respondió su hermano, Freddy, aún más cansado.

-Se dice qué su nacimiento es el más importante, ya qué dá inicio a la era de los nacimientos de sus hermanos y de la creación de todo lo que conocemos-Comentó, esta vez, el Rey de Diamantes.

-Como esa, vamos a abrir los regalos.

Golden suspiró cansado y simplemente los guió hasta un enorme árbol a las afueras del castillo de Diamantes, dónde muchos cuidadanos estaban reunidos en total armonía.
El árbol estaba refinadamente decorado de unos adornos de colores dorados en degradé amarillo. Además, una hermosa estrella relucía en la punta de este, volviéndolo aún más glorioso.

-¡Es enorme!

Miles de regalos estaban apilados debajo de este siendo tomados por las familias correspondientes qué los entregaban esbozando una sonrisa.

-Aquí están los nuestros-Indicó el de ojos grises en degradé plateado.

Como era de esperarse, Fred se abalanzó para poder encontrar su regalo, él cuál estaba envuelto de un color verde brillante.
El papel salió volando por los aires dejando al descubierto un pequeño collar qué, notablemente, era de oro sólido. Además, contenía una hermosa inscripción.

"Te quiero"
"-Golden"

Miles de lágrimas salieron drámaticamente de los ojos del de cabellos negros, él cuál se lanzó para abrazar a su amigo.

-¡Gracias Goldensio!
-¿Eh?

Golden calmó a Fred y luego se dispuso a desenvolver su regalo. Descubriendo unos calcetines estampados con dibujos de animales. Además, había una carta escrita en un refinado papel blanco.

"A veces estás medio pendejo, pero igual te quiero"
-Fred

-¿Gracias?

-Denada-Respondió orgulloso el Joker de magia negra.

Freddy, él cuál sostenía a una muy abrigada Chica sonreía al ver qué él también tenía un regalo. Estaba envuelto en un hermoso papel de regalo azul francia y tenía un enorme listón rojo. Dentro había un gorro de lana color carmín, simple, sin ninguna cosa en especial, pero muy bonito.

-Te lo tejí con mis propias manos
-Comentó su hermano-Deberías usarlo, vas muy desabrigado.

-Otra vez pareciera qué eres nuestra madre-Susurró Golden.

-¡Te escuche, jovencito!

Unos golpes y regalos después, ya estaban listos para poder festejar la Navidad en todo su esplendor, o eso habrían hecho, si no hubiera sucedido lo qué pasó a continuación.

-¿Te gusta tu nuevo vestido, Chica?

La bebé simplemente sonrió, dormitando en el pecho del chico de cabellos castaños.
Los tres rieron un poco. Pero en ese momento notaron qué la estrella del árbol de Navidad se comenzaba a balancear.

-Yo lo arreglo.

Fred chasqueó los dedos y en ese momento, la nieve qué cubría el árbol fué convertida en fugaces llamas de fuego.

-¡No otra vez!-Se quejó Golden cayendo de rodillas al suelo.

-Ya he tomado medidas contra esto.

El de ojos azules en degradé celeste estiró su abrigado brazo hacía el árbol, él cuál, lentamente, se apagó hasta quedar en una tonificación más oscura.

-Parece un pavo rostizado.

-Tú si que tienes hambre.

Suspiraron aliviados después de esa acción y se encaminaron hacía el castillo, otra vez.

-Golden. Ahora no solo la estrella, todo el árbol se está balanceando.

Lo sucedido en esta parte debería ser visto en cámara lenta, a mi parecer.
Golden corrió para agarrar el árbol que ya comenzaba a descender por los aires. Por un momento, el agarre permanecía firme, pero después de unos minutos, él árbol cayó con más fuerza gracias al viento y el Rey de Diamantes no pudo sostenerlo más, quedando atrapado debajo de la decoración navideña.

-¿¡Golden?!-Dijo Freddy intentando levantar el árbol del cuerpo del rubio.

El de ojos oscuros dejó a Lagarto en el suelo y se preparó para hacer levitar la decoración. La cuál, obviamente, se incendió.

-¿¡Por qué esto siempre me pasa a mi?!-Gritó drámatizando él momento lo más qué pudo.

Momentos más tarde, el árbol volvió a su total estado, obviamente, perdienso parte de su esplendor y belleza.
Los tres chicos, Lagarto y la pequeña reina se encontraban en una enorme habitación del castillo de Diamantes. Llena de tapices dorados y adornada con un brillante candelabro.

-Lo lamento-Comentó Fred mirando algunos de los cabellos quemados de su amigo.

-No importa, para eso están las extensiones.

Y con esas últimas palabras, terminó la Navidad de los tres chicos, los perritos, Chica y el pequeño Lagarto.

-¡Feliz Navidad a todos!

Tres Chicos y un Bebé-#FNAFHSCardsKingdomDonde viven las historias. Descúbrelo ahora