UNA DECISIÓN ACERTADA: ESCRIBIR.

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Cuaderno número uno, escrito caligráficamente con lápiz grafito:

"Querido Diario, hoy es un lindo día de agosto de 1911, estoy feliz, es mi cumpleaños número quince, mi madre... me ha regalado un cuaderno con líneas; tiene muchas hojas. Y... varios lápices de carbón, traídos desde Francia. Me gusta la caligrafía; en la escuela, desde muy chica me destacaba por mi buena letra, y, en tus páginas, querido Diario, lo haré aún mejor. Desde hoy serás mi amigo y confidente. Tengo mucho, muchos secretos que contarte. Ya verás. ¡Ah! No te he dicho mi nombre... Soy Matilde Estefanía Leonor Jaraquemada; para ti, simplemente Mati. que te reirás de mi mala ortografía, pero también que me lo perdonarás porque aún soy una niña, bueno, ni tanto."

Así comienza el Diario de una Clarividente, con las inocentes palabras de esta chica de quince años..., recién cumplidos.

"Dicen que tengo un talento especial; desde los ocho años, jugando a ser gitana, les tomaba una mano a mis compañeras de básica y hacía como si les leyera las líneas de su palma. Al principio, todas reíamos por mis ocurrencias; tonterías de niñas. Y un día, tocando con las yemas de mis dedos la palma de una chica mayor que yo, y con mis ojos cerrados, comencé a ver imágenes como dentro de mi cabeza, y eran muy extrañas, pero reales. Veía a un pequeño niño que lo pateaba un caballo en la cabeza. Se lo dije a ella y se rió... Dos días después no apareció en la escuela, al cuarto día cuando apareció, se acercó a muy enojada, me empujó y me trató de bruja. Su pequeño hermano, de cinco años, había sido pateado por un caballo, al bajar de un coche. Estaba hospitalizado en la ciudad de Oviedo, muy mal."

DIARIO DE UNA CLARIVIDENTEDonde viven las historias. Descúbrelo ahora