UNA NUEVA VENTANA

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"27 de septiembre 1916; mi decisión está tomada. A decir verdad, mi talento parece haberse desvanecido; no he visualizado nada, nada en absoluto. Sin embargo, debo reconocer que soy yo quien se niega abrir la mente a tales imágenes. Nunca he sabido cómo funciona... o funcionaba mi clarividencia. Pero, de algo estoy segura: el querer es poder. Soy yo quien no quiere ver nada. Por lo tanto..., es cuestión de voluntad. Así y todo, arriesgando no poder vaticinar acontecimientos, tomé la decisión de aceptar la propuesta y retomar mi vida frente al mar Cantábrico, en Gijón, junto a mi tía. que podré salir adelante. Ambas debemos superar nuestro duelo, levantarnos como el ave Fénix y volar... volar con las alas chamuscadas, pero volar, aunque nos duela el alma."

Y así fue como Matilde Estefanía y su tía, Lucía Leonor, dos meses después ya estaban instaladas en Gijón, viviendo en una preciosa casa, tal cual se establecía en la propuesta. De la casa en Oviedo, después verían qué hacer. Por lo pronto no había de qué preocuparse. En su período de giras, junto a su madre, la joven no había amasado una fortuna, pero sí... ganado el dinero suficiente para vivir muy bien durante un año, o comprarse un automóvil usado. La tía practicaba la alta costura, era muy buena en su oficio; ahora tendría que buscar nueva clientela, y sin duda que rápidamente la encontraría; pues, la elegancia femenina (y también la masculina) era lo más preciado en los tiempos que vivían. Ser sastre o modista de alta costura era muy bien visto y muy bien pagado.

Matilde ya tenía un cuerpo perfecto y era bastante alta, de manera que su tía la utilizaba de modelo para hacer lindísimos trajes que luego entregaba en una prestigiosa tienda en el centro de la ciudad. Comenzó muy bien; tanto que Matilde aprendió el arte de la costura para poder ayudarla con las entregas; sin embargo, la joven siguió vistiendo como gitana y no quería usar esos vestidos que a ella le incomodaban; simplemente era cuestión de estilo; de gusto, quizá. Pero...

Allá en sudamérica, año 1969, un hombre asturiano, seguía estudiando y analizando el Diario de su abuela.

Leopoldo Santander, anotaba en un cuaderno aparte distintos acontecimientos y los confrontaba con enciclopedias y libros de historia; revisaba mapas y otros documentos. Volvía a releerlos una y muchas veces. Lo de la pandemia llamada Gripe Española lo dejo estupefacto. Además,  indirectamente, ese vaticinio fue el causante de la muerte de su bisabuela Mercedes, a la salida del salón de conferencias.

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