XXIII

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Cada minuto que pasaba mi alma se iba haciendo más pequeña, el aire ya no ingresaba a mis pulmones y mi vista era cada vez más borrosa.  El mundo se apagaba a mi alrededor, o yo me estaba apagando, todo se desvanecía de a poco haciendo girar mi cabeza para tratar de no perder ninguna de las cosas que sucedían a mi alrededor. Escuche una voz gritar mi nombre con un nudo en la garganta, con las pocas fuerzas que me quedaban esbocé una sonrisa triste en señal de calma para la otra persona que ahora se reclinaba a mi lado derecho para poder sostener mi cabeza e indicarme que todo iba a estar bien.                                                                         Mis ojos se cerraron, en ese momento sentía como mi cuerpo flotaba por las nubes, sin nubes, y como desde abajo alguien lloraba por mi.


Cuentos para leer de noche.Where stories live. Discover now