Capítulo 1: Cuando la noche cae.

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Eran cerca de las 12 de la noche cuando nuestro auto se descompuso. La carretera estaba más desierta que nunca y la noche más obscura de lo normal, pero la Luna brillaba tan fuerte que casi no nos percatamos de eso; aunque lo sentíamos. Creo que agradezco el haber traído mi chaqueta, pero la verdad no importa ni si tuviéramos aire acondicionado, esta situación no puede mejorar sea cual sea la forma en que lo mires.


- Este pedazo de chatarra se quedó sin batería y la gasolina ya casi se acaba. -Dijo Ronn, el dueño del auto y el encargado de llevarnos a la gran fiesta que al parecer nos vamos a perder.
- Algún día tienes que cambiar de auto Ronn -Comentó Michael, amigo de la familia de Ronn y novio de su hermana - Sería bueno uno que no esté usado para variar.
- Oh cállate Michael, ¿Qué sabes tú de autos?
- Más que tú sé, al menos el mío no echa chispas del motor cuando se sobrecarga.
- ¡Pues la próxima vez llévanos en tu auto, imbécil! - Exclamó Ronn mientras pateaba su auto.
- Ya chicos, no es momento de discutir, deberíamos enfocarnos en conseguir algo de ayuda, llamar a alguien para que nos venga a buscar o encontrar a alguien que nos ayude, la carretera no es un lugar muy bueno para pasar la noche - propuso Tom intentando evitar el conflicto entre Ronn y Michael, el cual era bastante recurrente estas últimas semanas, mientras sacaba su teléfono intentando comunicarse con alguien para que nos ayudara.
- Esto no puede ser...
- ¿Qué pasa Tom? - Preguntó Michael con preocupación.
- No hay nada de señal aquí, carajo.
- ¡Lo que nos faltaba! - gritó Ronn molesto pateando por segunda vez su auto - primero el auto se descompone y ahora no podemos llamar ni a una grúa ¿acaso es el destino? Solo quería coquetear con unas guapuras en la fiesta de Connie.
- Ya deja esas estupideces Ronn, ¿No vez que esto es serio?

- Cierra la boca Mich que te huele a pescado.

- Tal vez porque me comí a tu hermana en la mañana.

- ¿Qué dijiste pedazo de...?
- ¿Podrían solo callarse y pensar en algo? - Dije mientras miraba el mapa
- Como si hicieras algo que nos saque de aquí Zack, solo ves ese pedazo de papel y nada más, intenta ayudar en algo por amor al cielo.
- Estoy ayudando Ronn, este pedazo de papel es un mapa, ¿Te suena familiar esa palabra? Se usan para ver donde carajos estamos.
- Claro que se para que sirve un mapa imbécil.
- ¿Saben qué? Iré a buscar ayuda, me harté de ustedes 3.
- Tom espérame, yo iré contigo.

- Haz lo que quieras Mich, solo cállate.
- Yo me quedaré a reparar mi auto para sacarnos de aquí, diviértanse sin mí.


Supongo que no puedo hacer nada más que quedarme aquí y cuidar que no le pase nada a este imbécil.

Este mapa no me sirve, las calles tienen nombre diferente y creo que incluso faltan algunas de las que vimos en el camino. Aunque si algo útil tiene, es que si seguimos en línea recta unos cuantos kilómetros, encontraremos un pequeño pueblo marcado en el mapa; aunque quien sabe si sea verdad, no me resulta familiar el nombre.

- ¡Demonios! - Gritó Ronn.
- ¿Qué sucede Ronn?
- Se me cerró el maldito capó en la mano.
- Déjame ayudarte...


Lo ayude a levantar el capó para que saque la mano; tomé los primeros auxilios de la guantera y rocié un poco de alcohol en el corte. Él obviamente se quejó, pero seguido a eso pude vendar su mano.


- ¿Mejor? – Pregunté terminando de ajustar el vendaje.
- Si Zack, gracias... – respondió un tanto cabizbajo y mirando el auto con desprecio.
- No hay de que, solo ten cuidado, no creo que haya un hospital cerca en caso de que te cortes un dedo o algo. – Comente con un leve tono de burla.


Luego de haber dicho eso solo siguió moviendo cosas del motor.
Mientras más esperamos a que vuelvan, más me aburría y me estresaba. Eso de esperar nunca fue mí fuerte, generalmente salgo a trabajar unos minutos antes de qué abran las puertas para no tener que esperar a los demás y hacer mis cosas. Soy bastante impaciente y mi humor decae en ese tipo de situaciones. Aunque claro eso no es mi culpa, simplemente es mi forma de ser y ya. ¿verdad?

Me dirigí al auto y sacando una botella de cerveza se la ofrecí a mi amigo Ronn, es chistoso que su nombre sea el de una bebida alcohólica. Él la tomó y luego de tomar unos tragos me la ofreció de vuelta. Yo tomé un par, no mucho, no soy de beber demasiado. Pero eso fue suficiente para tranquilizar un poco mi estrés de tener que esperar a esos idiotas. La noche era bastante cálida, así que decidí dejar mi chaqueta en el asiento del pasajero junto a mi botella de cerveza.

- Oye Ronn, ¿crees que a Tom le afecte lo mío con Valeria?

- No lo sé viejo, sabes como es Tom, el siempre intenta ayudar a los demás a estar bien, aunque él no lo esté. Y si tenemos en cuenta que Valeria y él siempre fueron cercanos pues si, tal vez le afecta un poco, aunque no lo demuestre. Pero venga, el te quiere y quiere a Valeria, así que conociéndolo creo que el que estés con ella es mejor que si fuera cualquier otro idiota que no conoce.

- Si...Tal vez debería dejarlo con Valeria, ni siquiera sé si lo nuestro va a funcionar. Tenemos muchas peleas últimamente y no me agrada eso. Además de que el pensar en que mi mejor amigo puede estar sufriendo por esto no me deja dormir tranquilo. Siento que tal vez él la merezca más que yo.

- Venga, peleas tienen todos, no dejes que eso te afecte, piensa un poco más positivo. Las cosas se arreglan despacio y no de la noche a la mañana.

- Supongo que tienes razón, debería seguir intentándolo.

- ¿Seguir intentando qué? – Preguntó Tom que venía con Micheal desde el lado contrario al que estaba mirando y por consecuencia tomándome por sorpresa.

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