Capítulo 8: Es mi Deber

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En el salón ya no quedaba más que una gran mancha de sangre la cual era originaria de mi mano. El mal ambiente que había se volvió aún más fuerte después de nuestra discusión, y la inmensa soledad de esa habitación me hizo estremecer. No estaba seguro de donde estaban, pero la casa no parecía tan grande, no me llevaría demasiado tiempo recorrerla.

Caminé varios metros, crucé desde el Salón hacia la habitación principal y luego a la sala común. Nada, no había rastros de ellos y ni siquiera escucho sus voces. Algo en mi mente me decía que investigara el sótano, no tenía la valentía suficiente como para hacerlo, pero era mi deber encontrarlos, no podía dejar que les pasara lo mismo que a Tom.

Me dirigí hacia el sótano, la presión del aire era más intensa en dirección a él. conforme me acercaba más sentía escalofríos, la misma sensación que alguien sentiría si le tiraran un balde de agua fría en la espalda con la sutil diferencia que no era tan chocante sino que aumentaba conforme me acercaba a aquel sótano.

Al encontrarme a pocos pasos de dicho sótano me quedé planteándome la situación, pensé en lo que podría pasar si entraba, pensé en lo que me podría encontrar, en que podrían estar Ronn y Mich mutilados o algo peor y la criatura de ojos brillantes y rojos me estaría esperando, empecé a cuestionarme si era buena idea, si de verdad podía hacer esto, si de verdad tendría la valentía suficiente como para enfrentarme a lo que sea por mis amigos.

Las dudas me invadían poco a poco, la urgencia de acabar con esto estaba presente todo el tiempo. Estuve a punto de echarme para atrás, no tenía ese valor, pero una imagen de Tom vino a mi mente, verlo sonreír y decirme que todo estaría bien de cierta forma me tranquilizaba.

Mi mano estaba a pocos centímetros del picaporte, casi podía sentir el frío metal rosar la piel de mi mano, sentí mi corazón palpitar exageradamente rápido por unos segundos (los que demoraba en abrir la puerta) y ni bien enfoqué mis ojos al interior del sótano pude ver unas escaleras que descendían de manera progresiva en forma de espiral.

-Se me ocurren varias formas de morir ahora mismo...- dije mientras observaba con miedo la oscuridad del interior de aquel sótano que tenía un gran descenso.

Comencé a bajar aquellas escaleras de metal que curiosamente rechinaban cada vez que las pisaba, era imposible no hacer ruido, por más lento y suave que bajara, solo provocaba que el ruido se prolongara más.

-¡Vamos!- Exclamé - ¡¿Porqué no se acaban estás condenadas escaleras?!¡De haber querido que me escucharan llegar me hubiera arrojado por en medio de las escaleras y de paso me moría de una vez!- Grité mientras aceleraba el paso para descender más rápido.

Bajando casi 5 pisos ya mis ojos lograron acostumbrase a la noche y su obscuridad, por lo tanto podía ver más cercano el final de estás escaleras interminables del demonio. Ya mis pies dolían con cada paso

- Si sobrevivo a esto me pondré a hacer ejercicio, estoy en mala forma...-Dije al notar mi respiración acelerada debido al cansancio.

Ya unos pasos más y al fin podría acabar de bajar estás escaleras. Pero de un momento a otro un mal movimiento de la barandilla me hizo resbalarme y caerme de la escalera aterrizando en el frío y sucio suelo del sótano.

- Lo que me faltaba...- Reproché mientras me levantaba y me limpiaba el polvo.

Al levantar la mirada vi un pasillo angosto con una lámpara apuntando a una puerta.

- ¡¿Que tanto misterio con el condenado sótano?!- Grité en mi mente para no ser descubierto por si algo se encontraba detras de la puerta. Aunque por el ruido de la escalera y la caída ya debería estar muerto en caso de que haya algo.
Preciona el interruptor y la luz se hizo en la habitación (es un decir) y la puerta quedó iluminada.

Volví a tomar aire, no fue la mejor de mis decisiones ya que el aire era puro polvo por lo tanto mis pulmones casi se salen de mi pecho al toser tan fuerte como si me fuera a morir. Pero en cuanto me recupere tomé el valor suficiente para abrir la puerta y tomando el pestillo lo giré y empuje la puerta hasta abrirla.

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