Ya pasaron unos minutos desde que estuvimos cara a cara con los ojos del Diablo, y aún no logro sacarlos de mi mente, esos ojos tan rojos como la sangre misma que se movían hacía nosotros pero a la vez estaban a la espera de que nosotros fuéramos a ellos. No creo que pueda dormir en varias semanas.
- Diganme que no vieron lo que yo ví.- Dijo Tom con la piel más pálida que un vampiro.
-A decir verdad, no tengo ni idea de lo que ví.-Respondió Michael frotándose los ojos con las manos como cuando te despiertas por las mañanas luego de soñar cosas tan reales que a la vez no son más que creaciones de nuestro sub-consiente.
- Pues sea lo que sea fue más real que todos nosotros.-Dijo Ronn muy seguro de sus palabras.
- Debemos salir de aquí lo antes posible, no vamos a esperar que esa cosa venga por nosotros.-Dije con determinación.
-Muy bien capitán obvio, ¿y cual es su grandioso plan para eso?-Preguntó Ronn de manera sarcástica.
-No lo sé.-Respondí frustrado.
-Oh genial entonces estamos salvados, wooha.-Dijo Ronn de manera burlona.
-¡¿Puedes cerrar la boca?! ¡no es como si tuvieras un plan!-Dije ya furiosamente y perdiendo el control.
Ronn se limitó a mirarme furioso, pero sin dirigirme una sola palabra. Los demás espectadores de esta riña no hacían más que mirarme, esperando a que dijera algo, esperando a que sacara un plan de lo más recóndito de mi mente. Pero nada, no se me ocurría nada, mi mente estaba en blanco, no sabía que hacer ni que decir. ¿Ir hacia el sotano y buscar algo que nos ayude a abrir la puerta? Quien sabe que hay ahí, no sabemos si hay más ojos que nos estén esperando para...
-Diganme que ven eso...- dijo Tom totalmente aterrado mientras sus ojos apuntaban a la nada.
-¿De que hablas Tom? Ahí no hay nada.-dijo Michael casi sin darle importancia.
-¿No lo ven? Está justo ahí, sonriendome, observandome, llamándome...-Las palabras de Tom se volvían casí inaudibles.
Tom estaba viendo algo que nosotros no podíamos ver. Algo que lo atraía hacia la cocina. Él caminaba lento, pero sin poder parar, se dirigía a la cocina y nosotros lo seguíamos desde atrás. Pero cuando él cruzó la puerta, la misma se cerró feroz mente y solo podíamos escuchar los alaridos de Tom que provenían del Interior de la cocina. Comenzamos a golpear y embestir la puerta con fuerza, tratando de romperla. Pero era en vano, la puerta no se abría y nuestro amigo parecía alejarse más de nosotros. Sus gritos podían oírse desde una cuadra de distancia por lo fuertes que eran. El tiempo se agotaba y nuestro amigo cesó de gritar. Solo había silencio en aquella habitación.
-T-Tom?...-Preguntó dudoso Michael, pero nadie respondió.
-Tiene que haber alguna forma de atravesar esta puerta.-Dijo Ronn mientras la golpeaba con su pie.
-Ya lo intentamos pero es lo mismo que pasa con la puerta principal, es imposible de abrir.-Dije mientras apretaba mis puños.
-¡Debe haber alguna forma!-Exclamó Ronn e inmediatamente después la puerta se abrió.
Entramos con temor y llamando a Tom muy suavemente. Estaba todo oscuro, había sangre en todas partes y todo desordenado. Ronn apretó el interruptor de la luz y se prendió una tenue luz que apuntaba a la mesa la cual habían platos y una olla que estaba tapada. En una de las paredes había algo escrito en sangre: "¿Que hay para cenar?" Y una carita feliz. Empezamos a levantar lentamente la tapa de la olla y al ver lo que había en su interior Ronn vómito
-Creo que ya lo sabemos...
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La Casa
TerrorUna casa abandonada al costado de una carretera que esconde más de lo que se ve a simple vista.