Dos meses después de mi huida empecé a tomar para olvidar mis penas y poco a poco se convirtió en un problema, un problema que me carcomía el alma, me olvidaba de quien era, me enfermaba y todo se hacía cada vez más difícil, un problema que me traería deudas, conflictos, todo eso ocasionado por mi incapacidad de afrontar los problemas, veía toda mi vida desvanecerse don cada trago que daba, cada sorbo me destrozaba, mi vida era como el licor de mi vaso, se hacía cada vez más pequeña, hasta quedar solo un cascaron sin sentimientos, hasta que...
—¡¡Oye, esa era mi cerveza!!—dijo un sujeto que estaba muy enojado.
— ¡Cállate idiota!—dije todo borracho casi cayéndome de mi asiento y tomando su cerveza burlándome de él.
—Si te metes con migo, te metes con mis amigos—dijo levantándose de su asiento tronando los dedos.
Entonces varios osos y tiburones grandes e intimidantes se levantaron de sus lugares dejando de lado sus bebidas alcohólicas se acercaron a mí y me llevaron afuera del bar.
En cuanto salimos me llevaron a un callejón cerca del bar en el que estábamos, me estamparon contra la pared y empezaron a golpearme, sentía sus puños golpear mi cara, sentía como mis huesos crujían con sus golpes y patadas, sentía correr mi sangre correr de mi boca, de mi labio y de mi ojo, entonces me caí al suelo, seguían pateándome y se burlaban de mí, me escupían y me decían toda clase de groserías.
Después de un tiempo, de dejaron de pegar cuando vieron que estaba medio muerto y aullaba de dolor, entonces se rieron y se fueron. Me dejaron con muchos huesos rotos que conocía y otros que no, sentía la sangre recorrer mi cara, sentía como se formaba un charco gigante de mi sangre, pensé que ese sería mi final, ¿de vedad moriría así? ¿Así acabaría todo?, entonces ya no aguante más y me desmaye del dolor.
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Cuando me desperté vi una luz blanca, creí que había muerto, pero entonces me di cuenta que estaba en un hospital, había alguien sentado a mi lado, era un zorro y cuando vio que me había despertado se alegró de verme.
— ¡¡Despertaste, que bien, sabía que lo harías!!—dijo el zorro.
— ¿Tu..., tú me salvaste?—pregunte al desconocido.
—Te encontré tirado en el callejón medio muerto, era lo mínimo que podía hacer—dijo el zorro con una gran sonrisa en el hocico.
— ¿Cómo te llamas?— le pregunte a mi salvador con lágrimas de felicidad.
—Yo me llamo Kouji, mucho gusto— dijo mi salvador con una sonrisa.
En ese momento me senté en la cama y le di un gran abrazo.
En mi cabeza surgían varas preguntas, ¿de verdad alguien me ama?, ¿de verdad existe alguien que me acepte como soy?, entonces empecé a llorar de alegría, de alegra de poder vivir gracias a mi héroe, a mi salvador.
—Gracias—entonces me desate en un mar de llanto de felicidad.
—N-no hay de que—digo tartamudeando Kouji.
Entonces me volví a acostar porque me dolía todo mi cuerpo de todos los puñetazos que había recibido, después llego el doctor que era un búho el cual me informe que me tendría que quedar en una semana de recuperación.
Kouji venía cada día de esa semana sin falta a ver como estaba y le conté mi historia y el me entendía, el sabia el dolor que había sufrido, lo entendía perfectamente, como si a él le hubiera pasado lo mismo, entonces el se volvió mi gran amigo, el primer gran amigo que había tenido en años, entonces él también me contó cosas sobre él; Kouji sufría de bulling en su universidad, el no menciono porque, se veían en sus ojos color café preocupación, como si temiera que yo también me pudiera burlar de él, pero sea cual sea el motivo, no le encuentro sentido de porque se burlan de Kouji, es apuesto e inteligente, sobre todo guapo, o al menos para mí, pero no es bueno hacerle bulling a la gente.
Kouji cruzaba ya el último año de universidad a los 17 años, porque se había graduado temprano de la preparatoria, yo le conté que no fui a la universidad por que decidí trabajar. Esta semana fue increíble, me sentí querido por alguien, por fin.
Al salir del hospital, Kouji me propuso acompañarme a mi casa, le dije que no tenía, a lo cual me contesto.
— ¿Por qué no te quedas en mi departamento unos días?, no me vendría mal la compañía de alguien y menos como un buen amigo como tú— dijo Kouji.
—En serio, ¿estás seguro?—dije con un poco de inseguridad.
—¡¡Sí!!, siento que puedo confiar en ti, y puedo confiar en ti—dijo Kouji.
—Muchísimas gracias, no sé cómo agradecértelo—dije con emoción.
—No tienes que—dijo Kouji.
—Claro que debo, conseguiré trabajo y te ayudare con lo que me pidas—dije con humildad.
El solo sonrió y me dijo que gracias, acto seguido me condujo hasta su departamento, pero no tenía sofá, entonces pregunte...
—Kouji, ¿en dónde dormiré?— le pregunte a Kouji.
Entonces Kouji se puso rojo como un tomate y me dijo que podía dormir con él.
— ¿Estás seguro Kouji?
Ya de noche fue algo incómodo porque los dos dormíamos en bóxer, en cuanto Kouji me vio, se puso rojo como un tomate y empezó a tartamudear que si gustaba algo de comer, yo le dije que no gracias.
En realidad su cama era un poco pequeña para los dos, nos costó un poco dormir y al final vi que Kouji se durmió en mi pecho, entonces yo lo abrace, sentía todo su calor, sentía los latidos de su corazón sincronizado con el mío. Sin duda una de las mejores noches que he tenido.
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Que tal personas, como va quedando esta historia, muchas gracias por su apoyo, gracias a FUN4SH1 por ayudarme en esto, espero que disfruten esta segunda versión, muchas gracias por leer mi trabajo.
Maximiliano
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Me cambiaste la vida.versión 2
RomanceRiku fue engañado por otro, entonces Decide huir en búsqueda de la felicidad. Entonces tras uno percances,conoce a Kouji, un zorro que le cambió la vida. Acompaña a Riku y a Kouji en su Odisea Que es la vida. Una historia en colaboración de @FUND4S...