Parte V

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¡Saludos! Por aquí una nueva parte. Espero que les guste. 

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Cuando el reloj marcó las 12 del mediodía, las pantallas se encendieron para empezar a transmitir por todo el país el viaje presidencial. Una enorme tarima, separada del público y custodiada por numerosos Buitres, adornaba la plaza central de la capital. Después de unos minutos, el presidente apareció para recibir la euforia de la multitud. Todos se levantaron de sus asientos y aplaudieron satisfechos. La mayoría sobrepasaba los 80 kilos, por lo que era un esfuerzo levantarse y sentarse constantemente. El mandatario tomó el micrófono y empezó su discurso de apertura. Luego, manifestó su preocupación sobre los demás estados, asegurando que un grupo de terroristas y rebeldes estaban planificando su destitución. La gente pareció alarmarse, murmurando entre sí. Glorioso retomó el orden diciendo que no debía cundir el pánico porque contaban con la protección de los Buitres y a su lado estaba el Defensor y Comandante de ellos. Patricia medía el tiempo porque debían seguir el lineamiento del itinerario. A continuación, el gobernante pronunció unas palabras para mostrar a través de las pantallas de todo el país, un video revolucionario de sus buenos actos como mandatario. Irónicamente, los protagonistas eran exclusivos del capitolio. Se veía, como una familia integrada por cuatro, padres e hijos, bien alimentados, recibían una majestuosa casa en el centro de la ciudad. Ellos agradecían con palabras pomposas y vociferaban "viva la revolución".

Repentinamente, la pantalla se oscureció. Creyendo que se trataba de un error técnico, esperaron unos segundos. Al recobrar la cobertura, apareció un hombre enmascarado hablando con la voz alterada.

—Señor Presidente, tengo el gusto de dirigirme a usted como portavoz de personas inconformes con su mandato —dijo mientras Glorioso arrugaba su bigote—. Y ustedes, ciudadanos de la capital, viven sumergidos en riqueza mientras el resto del país se muere de hambre. Mientras ustedes comen más de seis veces al día, los demás tienen el derecho de una comida diaria.

A medida que hablaba, iban pasando imágenes de personas hurgando en la basura con la esperanza de encontrar comida, del mismo modo, la cola que debían hacer los del resto del país para su respectivo plato diario y otras imágenes más fuertes que resultaban irritantes para los de la capital. Cómo podía existir gente desnutrida e insípida. ¿En dónde estaba el buen gusto al vestir? Se preguntaban muchos, horrorizados. Algunos sabían cómo vivían los demás estados; otros, en cambio, en su gran mayoría, desconocían la realidad. Los técnicos intentaron cortar la transmisión, pero algo lo impedía.

—Además, queremos hacer pública una noticia: El Presidente padece una enfermedad que está acabando lentamente con él —dijo el enmascarado—. Podría intuirse que se trata de la misma que tuvo su hermano. Por último, comprobaremos cómo sobreviven ustedes sin electricidad en las próximas horas. Disfruta de tu propio juego, Glorioso.

Hubo un silencio entre el público. La pantalla se apagó y, en pocos segundos, toda la capital quedó sin servicio eléctrico. La multitud se alborotó, pidiendo explicación. Los Buitres trataron de mantener el orden mientras Glorioso y su séquito fue trasladado a la casa presidencial para su seguridad. Los entes competentes se pusieron en marcha para recobrar la luz.

April, junto a Esteban y los demás jóvenes, se bajaron de un camión. No tuvieron contratiempos en llegar a la capital, pese a las 10 horas de viaje y, bajo indicaciones de Victorino, el Buitre, lograron desviar la atención. Todos vestían similar a los Buitres, pero dejaban sus caras al descubierto, y cargaban armas que, en poco tiempo, aprendieron a usar. Ahora, necesitaban esconderse en la guarida donde los esperaban los demás resistentes.

Esa era la primera vez que April pisaba la capital, o al menos que estuviese consciente, porque no contaba el día en que la reclutaron. Los edificios eran enormes y sentía la sensación de que en cualquier momento le caerían encima. Al momento de llegar, observó que la guarida de la resistencia era mucho mejor que la de ellos, que sólo tenían un viejo búnker. Parecía una especie de base militar abandonada. Para su sorpresa, unos cuantos Buitres vigilaban la entrada. Intercambiaron palabras con Esteban y luego entraron.

La Resistencia (TERMINADA)Where stories live. Discover now