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La misión comenzaría a las 5:00, mientras tanto, me puse mi chaleco anti balas y mi uniforme negro de combate. La aleación de los metales del chaleco lo hacían muy resistente y al mismo tiempo muy ligero, el uniforme tenia muchos bolsillos secretos donde podía meter las granadas, cuchillos arrojadizos y munición extra.

En la espalda llevaba seis pistolas de recarga rápida y munición extra. En las piernas me coloque  las dos escopetas que me correspondían y en el cinturón introduje   la munición que necesitaría. En el pecho llevaba toda la munición de la ametralladora y el fusil de precisión que llevaba a cada hombro. Ya estaba preparado, sólo me quedaba pintarme la cara de negro y ponerme el pañuelo negro que me ocultaba la parte inferior del rostro. Termine a las 4:32 de la mañana, así que decidí que ya era hora de que mi comando amaneciera (se despertase), no estoy muy acostumbrado a tocarla pero por lo menos tengo público y puedo practicar. No podía pensar en otra cosa más que en el inminente combate, la pintura picaba (como la odio), pero es útil a fin de cuentas. La saque de su estuche y me la llevé a los labios. Entonces comencé a soplar suave y constantemente, y las notas comenzaron a fluir de la flauta hacia mis durmientes compañeros. Algunos comenzaron a desperezarse mientras que otros solo remolonearon en el catre. Seguí tocando mi canción: Los prados de mi montaña. Es una canción que me enseñó mi padre en los pocos ratos que logro verlo, a los comandos no se nos esta permitido permanecer demasiado tiempo con los padres, la melodía era suave, dulce, tranquila y alegre. Como la calma antes de la batalla, solo que no había batalla. No en esta canción, era una música que levantaba el espíritu para elevarlo a los cielos, cuando terminé la canción todo mi pelotón estaba de pie ya, haciéndome un saludo militar al que, yo no tuve más remedio que contestar.

En unos minutos, estaban todos exactamente igual que yo, cambiando algunos que como Lopez y Ortiz cargaban con el armamento pesado, mientras que Oviedo y Gallego llevaban los sistemas de sabotaje y las armas ligeras de asalto. El soldado Gómez se encargaría de la vigilancia de sus sistemas de seguridad y su sabotaje, mientras que la sargento Rodríguez y yo nos encargaríamos de eliminar mediante los fusiles de precisión los posibles enemigos que fueran apareciendo en el desarrollo del combate.

-Nuestra misión, es recuperar a Alex Wolf, desaparecido junto con su pelotón en la zona norte de la ciudad. Según nuestros informadores. El sargento Wolf y su equipo, fueron derribados del helicóptero en el que viajaban y ahora los tienen detenidos los ocupantes del C.M.E.I. de los Espinos. Debemos recuperar a nuestros compañeros y a ser posible llevarnos una clase entera de rehenes.-Estaba cansado, pero mis compañeros me atendían en todo momento mientras nos dirigíamos al hangar.- Se que es difícil, pero yo quiero ir al I.M.E. y para entrar con categoría tendremos que hacer logros, tened en cuenta que los alumnos de los Espinos no van a efectuar disparos de advertencia. En cuanto pisemos su territorio seremos enemigos y podrán abrir fuego sobre nosotros.- Ya estábamos embarcando en un helicóptero negro ligero.

Los pilotos tendrían unos 12 años, pero ya los conocía y sabía que conocían a Alex.

-Señores ya saben la misión que nos corresponde llevar a cabo a mi y a mi equipo.-Fui tajante respecto a este punto, pero también fui sincero y honesto.

-Lo sabemos señor, tendrán todo el tiempo que necesiten nosotros…

No le deje continuar-Tenemos 15 minutos para realizar la misión en cuanto tomemos tierra, piloto, usted y su copiloto irán a  una llanura al sur de la posición de aterrizaje una vez allí esperaran los 15 minutos e irán al punto de extracción si no hay nadie es que hemos fracasado, ¿Entendido, pilotos?

-Señor, si señor.- Me respondieron a la vez piloto y copiloto.

-Bien, pues que comience la misión.

Comandos escolaresDonde viven las historias. Descúbrelo ahora