Cuando desperté ya era de día y por los botes del camino se podría decir que o la tierra se movía y botaba o era nuestra camioneta la que se desplazaba a gran velocidad. Entreabrí lo ojos y vi a Rodríguez conduciendo como una demente sin carnet, que era lo que en realidad era.
-Con tanto bote ni los muertos podemos dormir.-Algo me dijo que Rodríguez no estaba para bromas.-¿Qué ocurre sargento?
-Nos persiguen motos y vehículos enemigos. Por ahora no han aparecido helicópteros…
-Aaa.- Me era indiferente.- Conque vehículos enemigos, pues muy bien.
Rodríguez no se lo creía, me miraba con cara de ¿No vas a hacer nada? Pero su respuesta fue muy calculada y demasiado aguda, parecía que ya estaba preparada por si le salía con esas.
-Yo que pensaba que a usted no le podían ni los mayores del I.M.E.-Dio en el clavo la muy … no se me ocurría la palabra. En el ejército los tacos no son nuestro fuerte.
-Tu misma. Tu te lo has buscado.- Me colé en la parte trasera por una pequeña puerta y vi todas las motos mejor colocadas que la última vez, además de nuevas muescas de disparos de bala. Y pulsé el botón que ascendía la ametralladora y abría el nido para dejarme disparar, ahora estaba totalmente expuesto, Rodríguez había modificado la camioneta y ahora me subía a una plataforma encima de la lona que cubría las motos y me colocaba directamente en una plancha metálica rotatoria que me permitía disparar en todas las direcciones. Las motos estaban a tiro de piedra y eran los objetivos más fáciles, empecé a disparar con precisión y sin gastar demasiada munición, pero entonces aparecieron más camionetas como la que había sido la nuestra y les disparé a los conductores y al motor estallándolas en el acto. Pero como vi que venían más tire un par de granadas atadas a un hilo y cuando se acercaban a las granadas las active 2 camionetas más para el chatarrero, ya iban 4, y 6 motos. Ahora las piernas eran las que habían sentido los agudos aguijones de las balas, ya no se veía a nadie a 500 metros a la redonda. Así que pulse el mismo botón y se desactivo la plataforma que se abrió bajo mis pies y caí en el asiento del copiloto aunque demasiado cerca de Rodríguez a la cual acaricie sin querer su pelo, mientras yo caía la ametralladora se replegaba. Rodríguez se acariciaba el pelo y me miraba horrorizada.
-Rodríguez, disculpa fue sin querer, la caída y todo. No fue aposta.- Sin mediar palabra ella me dio un puñetazo en plena mejilla.
-Eso por quejarse de no querer quitarnos al enemigo de encima.- Se inclinó sobre mí en lo que yo creía que iba a volver para golpearme nuevamente así que no me opuse ya que tenia razón pero en vez de eso.- Y esto por salvarnos.- Sus labios se posaron en la mejilla justo donde antes se me habían incrustado sus nudillos ahora se posaban suavemente sus labios. Los note contra mi piel, suaves como ninguna otra cosa que hubiera tocado nunca. Y entonces, el bache hizo que mi cabeza chocará contra el techo de la cabina y mis manos rodearan la cara de Rodríguez al tiempo que yo perdía la consciencia.
Cuando volví a despertar, estábamos en la parte trasera de la furgoneta en lo que parecía una pequeña cueva o almacén. Todo era oscuridad menos la vela que iluminaba a Rodríguez mientras me extraía todas las balas de mi cuerpo, la mayoría eran superficiales pero más del 15% de los disparos habían entrado entre las junturas y me habían perforado la carne y se incrustaron en hueso. Por ahora estaba tumbado en el suelo frio de la furgoneta mientras Rodríguez me extraía las balas de mi pecho desnudo.
-¿Cuántas llevas?-Por su mirada supe que no podas, y que tampoco pensaba que yo fuera capaz de hablar después y durante esto así que me había anestesiado aunque no lo suficiente.- Tranquila no noto nada, ya no.
- Tenías demasiadas en el chaleco del uniforme, por lo que ya cuando recibías una encima de otra esta hundía más la anterior y así sucesivamente, tendría que haberte sedado más, discúlpame.
Agaché la cabeza y me vi el pecho cubierto de pequeñas muescas que ocupaban casi toda la zona pectoral y en menor medida en la zona abdominal. De algunas manaba sangre abundante mientras que de otras apenas goteaban unas pocas gotas.
-No se preocupe, doctora, solo dígame si saldré de esta para matar al imbécil que invento la bala aguda de ametralladora.- Intenté poner una voz algo alegre pero Rodríguez no era estúpida y sabia ver cuando alguien intentaba cambiar de tema. Yo ya sabia que por la pinta de mis heridas había perdido mucha o incluso demasiada sangre que a menos que alguien me transfiera no recuperaría nunca.
-No se preocupe por la sangre. No ha perdido tanta como usted cree.- Me miró y señalo todos los paños empapados de sangre que habrían sido con total seguridad mis antiguos torniquetes.- Con eso no se puede alimentar ni a un murciélago vampiro así que no se me preocupe ¿Vale?
Solo podía asentir así que eso es lo que hice y ella me miro con una sonrisa de oreja a oreja. Ya termine con la parte superior ahora me queda la parte inferior. Entonces entendí lo que estaba pensando ella.
-De eso nada sargento, como su superior, le ordeno que…-Me cortó en seco por primera vez en mi vida y en mi carrera militar Rodríguez se me había revelado.
-Sera indecoroso capitán pero tengo que extraerle las demás balas a menos que quiera llevarlas por siempre. Usted elige o le desgarro o quito los pantalones, o se muere o queda paralitico de por vida.
Tras mucho meditar.- ¿Me repites la última opción Rodríguez?- Su mirada era de reprimenda y no me permitía rehuirla.
-Usted es el que quiere ir al maldito I.M.E. y va a echarlo todo a perder ¿Por qué una médico le tenga que quitar los pantalones? Usted mismo, pero yo no pienso cargar con un peso muerto, por cierto llevaba 15 balas solo en el pecho, 11 en el abdomen y solo penetraron 3.- Rodríguez ya empezaba a recoger su instrumental cuando, sin saber por qué.
-Hágalo.- Se me quedó mirando unos segundos como si lo meditase.- Hágalo pero que sepa que es la primera y la última mujer que me quita los pantalones, y solo le dejó porque es usted médico y además compañera de combate desde hace muchos años.
Aunque no le vi la cara porque la visión se me nublo a causa de los somníferos, atisbé a verle una sonrisa traviesa.
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Comandos escolares
Historical FictionUn mundo totalmente militarizado donde no hay sitio para los sentimientos, solo existe crueldad, armas y maldad. Donde chicos de colegio se enfrentan entre si usando estrategias militares y armas potentes. Podrá el protagonista de esta historia salv...