Algo Prestado -Adaptación SasuSaku-

Capítulo 1

"Mi cumpleaños número treinta"

Parte 1

                
         Cuando tenía trece años, lo único que pensaba sobre cumplir treinta era mi fantasía de que mi maravilloso esposo me llevaría a un restaurante italiano mientras dejaba a nuestros dos (posible tres) hijos con una niñera ese sábado en la noche, y no regresaríamos a casa hasta después de medianoche. Y mi guapo esposo brindaría por mi <<Por Sakura, mi guapa, inteligente, la madre de mis hermosos hijos y la mejor doctora de todo el país>>. Le conte a Ino sobre mi fantasía de la cual solo dijo:

               -¿Sabes, Sakura, a quién le importa lo que haremos cuando cumplamos treinta?- dijo, encogiendo los hombros, suaves y tersos-. Para entonces seremos viejas. Los cumpleaños no importan cuando eres vieja.

                Se preguntaran ¿Quién es Ino? Bueno, en resumidas cuentas es mi mejor amiga, Yo estoy de cumpleaños en marzo, ella en septiembre. Mi cumpleaños numero quince cayo día miércoles, el de ella un viernes. Una pequeña victoria, típico de Ino. Ella siempre tenía suerte. Su piel era más blanca, como porcelana mientras yo sufrí acné. Su larga cabellera le llegaba a la cintura perfectamente cortado, el mío pareciera que paso una podadora loca por el. Ella no necesito aparato dentales, mi boca era la vía férrea. Ella era flexible, sus ruedas y volteretas (yo nunca logré hacer ni una, jamás). Ella siempre estaba a la moda, mi madre solo me repetía que era estúpido y buscara mi propio estilo (la verdad era que la ropa de Ino era cara). Ino tenía piercing en sus orejas, yo casi me desmayo al hacerme el agujero de los aretes. Ella tenía un hermano, yo era hija única.

                  Pero yo cumplía años en marzo y ella en septiembre, era mi pequeña victoria, siempre tendría unos meses más que ella. Pesé a todo es mi mejor amiga, desde siempre. Compartimos cada momento en la vida, y todo, incluso a nuestra cita de graduación. Naruto.

                   Luego cumplí veinte. Y me pareció que la primera parte de ellos eran eternos, aunque en la universidad sentía que no respiraba. Cuando oía a algunos conocidos con unos años más quejarse de que la juventud se acababa, pero ingenuamente me sentía tranquila, recién tenía veinte. Seguí así hasta los veintisiete, cuando ya dejaron de pedirme identificación y algunas canas por el trabajo aparecieron. A los veintinueve la cosa cambio, ya estaba al borde de los treinta y sentía que mis mejores años pasaban, aunque aun podía decir que era veinteañera.

                  Ya sé que treinta es solo un número, sé que eres joven aún solo que no tan joven. Ya pasaron los mejores años para tener hijos. Ya eres demasiado vieja para hacer locuras sin pensar en las consecuencias. Así que no puedo evitar sentirme intranquila mientras estoy en el sofá en la oscura sala de Upper West Side, durante mi "fiesta sorpresa" que organizo Ino para mí, que sigue siendo mi mejor amiga. Mañana es el día que tanto soñaba cuando tenía trece años y las cosas no son tan fácil como creía en aquel entonces. Después de esta noche no volvería a ser veinteañera, el capítulo se cierra para mi. Mis deseos son simples y a la vez tan difíciles. Solo quiero un trabajo que me encante y un hombre que me ame. Y ahora en la víspera de mis treinta años puedo decir que el marcador va en mi contra con un 0 de 2.

                  Soy doctora, por lo cual estoy tensa todos los días, todo el día. Ser médico no es nada como "Grey's Anatomy" lo pinta. Las horas son interminables en todo sentido, debo aguantar a personas que me culpan por los pacientes que llegan ahí, muchas vidas dependen de un procedimiento y el más mínimo error puede acabar con todo. Odio mi trabajo y lo dejaré pronto. En cuanto haya pagado el préstamo. En cuanto se me ocurra otra cosa con lo cual pagar el alquiler. O consiga a alguien que lo pague por mí.