Era mediodía cuando Ryan apareció. Trish había llevado a Layla con ella a hacer recados para que yo pudiera tener privacidad cuando le explicara mi pequeña situación; está bien, enorme situación. Cuando abrí la puerta Ryan me saludó con el estándar "Hola, cariño" y un beso ligero. Entró como de costumbre. Se sentó en el sofá, pero cuando no me senté a su lado y me senté en la silla de enfrente, frunció el ceño. —____, ¿qué pasa? —Bajé la mirada a mi regazo mientras me frotaba las palmas sudorosas.
—Justin vino aquí —dije en voz baja, sin mirarlo a los ojos.
Cuando no respondió levanté la mirada.
Su rostro estaba en blanco, así que no podía leer sus emociones. Seguí. —Trish abrió la puerta y Layla, siendo Layla, se presentó. Justin supo de inmediato que era suya con sólo mirarla. Quiere empezar a verla.
Ryan todavía no hablaba, y su silencio era un poco espeluznante.
Mi voz se suavizó más. —Se supone que debo encontrarme con él el domingo para discutir algún tipo de régimen de visitas.
Finalmente, Ryan habló—: ¿Has decidido reunirte con él? —preguntó en un tono alarmante inusual. No pude captar su estado de ánimo.
—Tengo que hacerlo, Ry. Realmente no hay mucho más que pueda hacer, además de esperar a que me lleve a los tribunales. No puedo hacerle eso a Layla y no puedo permitírmelo.
De repente se deslizó hasta el borde del sofá y apoyó los codos en las rodillas. Su cara lucía llena de irritación ahora. —Voy a pagar —dijo entre dientes—. No vas a tener que verlo. Dame su número y yo le diré que lo veré en la corte. Él puede ver a Layla cuando la corte lo ordene, pero no quiero que tengas nada que ver con él.
—Ryan, gracias, pero no puedo dejar que pagues mis costes de la corte. Justin no quiere tener nada que ver conmigo, sólo quiere ver a su hija. Vamos a llegar a un acuerdo el domingo, así que la pelea no será necesaria.
—¡No! —gritó tan violentamente que me hundí en la silla. Este era un Ryan atemorizante que no conocía—. ¡No lo quiero cerca de ti, _____!
¡Actúas como si tuvieras todo bajo control cuando en realidad estás siendo tan infantil e inexperta como cuando quedaste embarazada! ¡Demonios, incluso cuando te conocí!
¡Ouch! Eso dolió. ¿De verdad acaba de decir eso?
Cerré los ojos. Sabía que a él no le gustaría la situación, pero no me esperaba que estuviera tan loco, o así de furioso.
Cuando abrí los ojos, dije en voz baja—: Eso fue algo malo para decirme, Ryan. Lo menos que puedo hacer es encontrarme con Justin, ya que le oculte a su hija. Si vieras cuan lastimado se veía, entenderías que Layla debe conocerlo.
—No lo verás, fin de la discusión. Si lo haces, terminamos —dijo Ryan, enfatizando cada palabra. Se levantó sin mirar atrás y antes de que me diera cuenta, ya se había ido
¿Qué demonios ha pasado? Me pregunté, estupefacta.
Esa noche pasó sin más drama, pero el sábado parecía no acabar nunca.
Ryan no había llamado, así que cuando llegó la noche, me decidí a llamarlo.
—Hola —respondió sonando como si no quisiera tener nada que ver conmigo.
—Ryan, tenemos que hablar.
—No hay nada de qué hablar. Estabas tan obsesionada con este tipo, Justin, durante toda la primera parte de nuestra relación que tuve que trabajar en ello más duro de lo que debería haberlo hecho. No quiero que lo veas.
Ryan seguro sabía cómo lanzar golpes, y eso fue un golpe directo. —Sé que lo hice difícil para ti al principio, Ry, pero yo estaba muy malherida y tuve un bebé de la misma persona que me hizo daño. Simplemente no quería pasar por eso otra vez. Sabes todo esto y me he disculpado por ello.
—No quiero que lo veas. —Fue su única respuesta.
—Ryan, por favor. Realmente tengo que encontrarme con él por el bien de Layla. Mi única preocupación es mi hija, por favor, sólo entiéndelo —dije suavemente, esperando que se filtrara en su cabeza dura.
—Layla estará bien, _____. No estoy preocupado por ella. Eres tú la que me preocupa. —Luego colgó.
Aparté el teléfono de mi oreja y fruncí el ceño. ¿Qué quería decir con que no estaba preocupado por de Layla? ¿Cómo no iba a estarlo? Entendía que Ryan no era su padre biológico, pero había estado a su alrededor durante casi dos años.
¡Debería preocuparle!
Quizá Trish tenía razón.
Mi corazón se rompía de nuevo. Tenía que ver mañana a Justin. No había otra manera para eso. No podía dejar que Justin me arrastrara al tribunal, ya que sólo haría daño a Layla.