Capítulo 3

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8:47 a.m. Ya estoy en el salón sentada, leyendo el libro que mi tía me compró hace dos días. El salón, por ahora está vacío, sólo hay como 6 chavos; todos con su celular, separados unos de otros.

"Eva está aún desaparecida. Sospechosos: Marika (amiga de Eva), Julián (amigo de su madre) y Fernando (ex novio de Eva) quien también es sospechoso de la muerte del padrastro de Eva.
Estamos tan cerca y a la vez tan lejos de encontrarla.
Tenemos tantas dudas, y necesitamos que ella misma nos las responda.
Es abrumador tener la posibilidad de que ella está en alguna parte que sea totalmente obvio, y también bastante perturbadora la posibilidad de encontrarla en un lugar totalmente desconocido, tal vez sin vi..."

-¿Qué lees?- Llega una pelirroja a interrumpir mi lectura golpeando mi mesa. Sólo me limité a alzar el libro para que viera la portada.

-¿"Muere por amor"?- pregunta extrañada- ¿te gusta leer cosas de amor?

-Si- contesté con mi vista clavada en el libro buscando dónde me había quedado- me gusta leer cualquier cosa.

-¡A mí también!- grita poniendo su mano en mi hombro- mientras sean palabras todo está bien.

Me molesta que me toquen personas desconocidas, es lo más desesperante que puede haber, al menos para mí.

Alzo mi mirada y le hago una mueca dándole a entender que no me gusta que me toquen, pero no entendió el mensaje.

-¿puedo sentarme?- dice señalando la silla que está de lado derecho mío, que tiene mi mochila encima.

Supongo que es normal querer hacer amigos el primer día de clases, pero yo no estoy interesada en eso.

Quito mi mochila y me levanto para que ella pueda pasar a sentarse.

No entiendo por qué quererse sentar conmigo, en realidad no siento que sea una chica sociable ni mucho menos amistosa, ni siquiera tengo la facha. Hay muchas mesas por allá y muchas personas más agradables que yo.

-Mi nombre es Carolina- dice al cabo de unos minutos de pasivo silencio- ¿tú cómo te llamas?

-Reyna- digo aún con la vista en el libro.

Miro el reloj. 8:53 a.m.

Espero pronto llegue el siguiente profesor o profesora.

-Oye- dice viendo hacia la puerta- Que lindo es ese chico.
Alzo mi mirada hacia la puerta.

Un chico bastante alto, delgado pero fornido, con cabello negro profundo, con piel sumamente pálida (supongo que su cabello hace que su piel parezca a la de un vampiro), un suéter azul y un pantalón entubado con botas café.

-¡Mira! ¡Mira!- grita la chica sangoloteándome- ¡está mirando hacia acá!

"Que molesta."

-¡Viene para acá!- grita aún más emocionada- ¡Reyna te está mirando!- me chita- Cállate, ahí viene, ahí viene.

Ni siquiera estoy hablando ¿cómo quiere que me calle?

El chico se sienta enfrente de nosotras. Me mira de reojo y vuelve a sentarse mirando de frente ¿qué se le perdió? ¿habrá querido hacer contacto visual conmigo? No hubiera estado mal que me habla...¡Penny! ¿qué hace sentada con él? ¡maldita sea!

-¡Hola Nina!- Dice Penny alzando su mano muy animada.

La miro fijamente sin decir ni una palabra, enojada y frustrada de que estuviera ahí.

-Es muy lindo éste chico- dice repegándose a él.

Algo me comienza a recorrer por todo el cuerpo, es algo caliente, algo que me pone nerviosa.

-Oye Reyna- dice la pelirroja- Estás muy ruborizada ¡No me digas que te sonrojaste por el chico!- dice gritando.

-¡Claro que no!- le tapo la boca- ¡No digas tal tontería! ¡Si pudieras ver lo mismo que yo veo te darías cuenta!- le dije sin controlar el tono de mi voz.

El chico voltea hacia atrás y me mira, burlándose de mí, o al menos eso creo que hace con su mirada.

¡Estúpida Penny! ¡Tenía que hacer éste día más pesado para mí!

-Buenos días alumnos- dice un profesor al entrar al salón de clases- tomen asiento por favor

9:01 a.m. Que profesor tan más puntual. Lo bueno que llegó. Me siento recta soltando a Carolina, lo mismo hace el chico de enfrente.

Penny sigue sentada junto a él, abrazando su brazo derecho.

Es escalofriante verla ahí sentada.

Cuando comenzó a aparecer me asustaba mucho, poco a poco me vi forzada a acostumbrarme, pero en ocasiones siento como si fueran las primeras veces.


13 de Diciembre de 1998

Son las 10:30 de la noche y aún no puedo dormir, pero estoy muy cansada. En verdad quiero dormir. En verdad tengo sueño.

No dejo de pensar en esa niña que estaba en el funeral de mis padres. Tengo miedo a que vuelva y trate de hacerme daño.

-Te prometo que no lo haré- dice esa voz de aquella niña que estaba en aquel lugar. Volteo hacia la derecha lentamente "¡No puede ser! ¡Es esa niña!" Está sentada en la silla donde mi madre se sentaba todas las noches para leerme libros ¿por qué no puedo ni siquiera moverme? Estoy totalmente congelada.

-Tranquila- dice dando una sonrisa un poco macabra.

-¿quién...quién eres?- digo tartamudeando- ¿por qué...?

-Porque estoy también sola- dice interrumpiendo mi pregunta- Ambas estamos solas y, eso podría hacernos amigas.

-Me das miedo.

-Tú a mí no- se recarga en la cama- Incluso puedo decir que me agradas.

-¡No!- digo bajando corriendo de mi cama- ¡Tú a mí no! ¡me das mucho miedo!

-Pero tú a mí no- dice ella poniéndose de pie- ya te lo dije.

Voy corriendo a la puerta. Está cerrada con llave. Vuelvo hacia atrás y ella está detrás mío. Mirándome de una manera profunda. De repente se abalanza a mí y me abraza con fuerza, escondiendo su rostro en mi pecho, comencé a sentir mojado esa parte "¿Acaso está...llorando?"

-Estoy sola- dice al cabo de unos segundos de mucho silencio- No tengo a nadie que esté conmigo. Mis padres murieron hace tiempo y no tengo hermanos. ¡No me gusta estar sola!

Ella...es igual a mí.
Ella, y yo...somos tan parecidas.

¿por qué? ¿será que ésto es cosa del destino? Subo mis brazos lentamente y la rodeo con ellos, pegando su cuerpo al mío con mucha fuerza.

Comenzamos a llorar ambas con el mismo dolor y de la misma forma: a gritos y lamentos.

Recuerdos OlvidadosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora