09.

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Él se acercó lentamente, su mano derecha rozando mi mentón con una delicadeza inquietante. Sentí una oleada de incomodidad al darme cuenta de lo expuesta que estaba, casi desnuda frente a él. Un escalofrío recorrió mi cuerpo mientras intentaba atraer la cobija más cerca de mi pecho, en un intento desesperado por cubrirme. Notó mi esfuerzo y una leve sonrisa se dibujó en su rostro, como si se estuviera divirtiendo con mi evidente incomodidad.

—¿Qué ocultas, eh? —preguntó con un tono que mostraba una curiosidad perturbadora, mientras su mano se posaba sobre la mía con una firmeza que no dejaba lugar a dudas sobre su intención.

—N-nada —respondí entrecortadamente, con la voz temblorosa mientras trataba de mantener la calma en medio de la situación. Mi corazón latía con fuerza, y el nerviosismo hacía que cada palabra fuera difícil de pronunciar.

De repente, sin previo aviso, él tiró de la cobija con un movimiento brusco. La cobija cayó al suelo, dejándome completamente en ropa interior frente a él. El aire frío que tocó mi piel y la sensación de estar al descubierto intensificaron mi vergüenza. Traté de cubrirme con las manos de manera torpe y apresurada, pero él no se detuvo. Se acercó aún más, envolviéndome con sus brazos y agarrándome por la espalda para que mi cuerpo estuviera pegado al suyo. 

— tienes bonita retaguardia — dice tocandome las nalgas

Finalmente, reaccioné y lo empujé lejos de mí con todas mis fuerzas, impulsada por el miedo y la sorpresa. Aunque trató de acercarse de nuevo, se escuchó una voz desde abajo, que interrumpió el tenso momento.

—¡CLARE! ¿ESTÁS DORMIDA? —Era la voz de mi mamá, llena de preocupación y algo de urgencia.

Al escuchar la voz, Suga rápidamente se apartó de mí y, con un tono apresurado y despectivo, dijo:

—Me voy, hermosura —y sin esperar más, se dirigió hacia la ventana por donde había entrado.

Lo vi deslizarse por la ventana y desaparecer en la oscuridad de la noche. Me sentí completamente desmoronada, el corazón aún acelerado y la mente en un torbellino de confusión. Me deslicé lentamente hacia la cama, sintiendo un vacío abrumador en mi pecho. Me acosté, tratando de procesar lo que había sucedido. Dios, ¡es un pervertido!

[...]

—Oye, levántate —escuché la voz de Jimin resonando a lo lejos. —Se te hace tarde

El sonido de su voz me sacudió de mi sueño, y me levanté de la cama de un salto, como si la casa estuviera en llamas. La adrenalina me empujó a actuar rápidamente, y mi mente estaba en plena alerta.

—¡¿QUÉ HORA ES?! —grité, mirando a Jimin con ojos desorbitados, buscando desesperadamente una respuesta.

—Pues... —dijo Jimin, echando un vistazo a su reloj con calma—, las 5:58.

—¡¿ME VOY A VESTIR?! —exclamé, lanzándome hacia mi armario con una velocidad frenética. Pero en medio de mi carrera, me detuve abruptamente, asimilando la información. —¿¡Son las 5:58!?

—Sí —confirmó Jimin con un tono que denotaba indiferencia, como si la hora temprana no fuera un problema para él.

—¡ES MUY TEMPRANO! —grité, sintiendo cómo la desesperación crecía dentro de mí.

—Tienes que darme el recorrido del colegio —dijo Jimin mientras se levantaba y se dirigía hacia la puerta—. Te espero abajo.

Mientras Jimin salía de la habitación, me miré en el espejo y me di cuenta de algo horrendo: ¡estaba completamente en ropa interior! La vergüenza se apoderó de mí en un instante al recordar que mi mejor amigo me había visto en esa situación tan comprometida. No podía creer que esto estaba sucediendo.

Con el corazón acelerado y el rostro enrojecido, corrí al baño para tomar una ducha rápida. El agua fría me despertó de la confusión y me ayudó a centrarme. Me vestí con la mayor rapidez posible, eligiendo ropa que me hiciera sentir lo más normal y cómoda posible en medio de la situación tan incómoda.

Bajé las escaleras con rapidez, tratando de no pensar demasiado en lo que acababa de pasar. Al llegar a la planta baja, vi a Jimin esperando en la mesa de comedor. Tenía un plato de comida frente a él y parecía relajado, como si nada hubiera pasado. Su actitud despreocupada solo aumentó mi frustración.

Cuando pasé junto a él, no pude evitar mirarlo con una expresión cargada de enojo y sorpresa. Era la mirada más extraña y molesta que podía ofrecer.

—Pervertido —dije, tratando de mantener la calma a pesar de la indignación que sentía.

Jimin soltó una risa, claramente disfrutando de mi reacción.

La Nerd |Suga| |BTS| (En revision y mejorada)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora