Capitulo 1 Compartiendo mesa

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Las cosas que pueden pasar en la vida son realmente impresionantes, como el saludar a alguien en la calle, ayudar a la gente o compartir la mesa con alguien.. alguien que estabas estabas destinado a conocer...

Eran las 10:30 de la mañana, después de una noche un poco cansada de desempacar algunas cajas y maletas de la mudanza caí rendida en mi cama; bajé a la cocina después de haberme duchado y arreglado, aún me hacía falta comprar unas cosas para llenar mi cocina y tener algo decente para preparar la comida.

Opté mejor por salir a comer a algún restaurante que había visto cera de mi departamento, a unas pocas cuadras.

Llegar a Nueva York es un sueño que por fin he logrado cumplir, la vida en el campo no tiene tantas oportunidades como hubiese deseado, quizás para mis hermanos si, el trabajo forzado no se aplica a mi, una chica que no ama tanto el ejercicio no sirve en esas áreas; así lo había dicho mi padre.

Después de algunos minutos caminando, había llegado al restaurante, era la hora del almuerzo así que se encontraba muy lleno, esperaba encontrar algún lugar o alcanzar a comprar algo. Afortunadamente una chica logró  ubicar en una mesa sola cercana a una ventana y me había dejado el menú con los platillos, a pesar de ser un buen restaurante tiene precios accesibles, aunque pronto tendría que conseguir un trabajo que me ayudara a llevar mis gastos, después de todo era por lo que me había mudado.

Decidí ordenar un el platillo del desayuno del día, consistía en unos huevos revueltos con tocino y jugo de naranja, algo sencillo y económico, la chica de antes anotó mi orden así que me tocaba esperar solamente que llegara mi platillo, me dediqué a observar por la ventana a las personas que pasaban, vaya que lo que escuchaba sobre esta ciudad era cierto, la gran manzana estaba llena de gente por todos lados, observé a una pareja que estaba discutiendo en plena calle, pareciera que el chico le reclamará algo a ella, hasta que ella le dió una bofetada haciendo callar al chico y ella salió corriendo. Ojalá yo hubiese tenido esa misma valentía de la chica de antes…

-Lo siento señor, se nos han agotado las mesas y ya no tenemos lugar- escuché a una chica decirle a algún cliente.

Volteo a ver la escena y la chica se veía demasiado nerviosa con el hombre, como temiendo de algo, el hombre estaba de espaldas a mi, así que no podía ver su rostro. He de parecer una chismosa viendo esto pero desgraciadamente se me pegó esto gracias a mi Madre y su afán de ver a los demás.

Preocupándome por la chica dije algo que no pensé, quizás fue por las costumbres que tengo de donde vengo al ofrecer esto:

-Señorita, mi mesa es muy grande para una sola persona, si no le importa al hombre puede sentarse aquí… Yo solo vine a comer algo rápido..- Mencioné para sacar a la chica en apuros… pareciera que el hombre era alguien que no debiera molestar

El hombre volteó a verme, vaya , por la estatura que había visto imaginaba a alguien mayor de unos 40 años o más, pero lo que volteó no fue lo que esperaba. Un hombre joven pareciera de alrededor de 20 o quizás 30 años, porque negarlo, alguien muy apuesto.

-No creo que el Señor quiera eso..- me contestó la mujer un poco nerviosa, creo que la he dejado en mal pero antes que pudiera disculparme o decir algo el hombre habló

-Esta bien, si usted asi lo quiere no hay problema…- había aceptado el hombre - Muchas gracias señorita, he tenido un día horrible y este es un buen lugar para olvidar los problemas y reemplazarlos por un poco de comida y que mejor que en uno de los mejores  restaurantes de la ciudad- dijo en modo de broma y sentándose en la mesa conmigo.

-No hay problema, soy nueva en la ciudad y espero llevarme una buena impresión de este lugar- contesté

Después de unos pocos minutos de silencio incómodo en el que el hombre se había dedicado a mirar la ventana, llegó lo que había pedido junto con otro platillo que fue entregado al hombre. Era un poco extraño ya que ningún empleado del lugar se había acercado a tomar su orden. Lo bueno de esto era que no tenía que comer yo primero, sería algo incómodo estar comiendo sola frente a él.

Empezamos a comer nuestros platillos, estábamos sumidos en un incómodo momento, solo con el sonido de la gente platicando a nuestro alrededor y el ruido fuera del local.

Terminando mi platillo llame a la mujer para pedir la cuenta y poderme retirar, el hombre se me quedó viendo por un rato hasta que por fin habló

-¿Gustas algún postre? Es lo menos que puedo hacer por dejarme estar aquí contigo y disfrutar de la comida- me preguntó, eso no lo esperaba, ¿Sería extraño aceptar esto? La verdad no vendría mal un poco de postre…

-Claro, un poco de postre no vendría mal- dije, a lo que él me correspondió con una sonrisa

En ese momento llegó la chica con mi cuenta y antes de pagar el le dijo a la chica

-Ponlo en mi cuenta yo invito- dijo

-No, no es necesario- dije dando mi dinero correspondiente a la chica. El hombre se quedó mirando en en ese momento y antes que se fuera la chica pidió nuevamente el menú para ver la selección de postres

Realmente no sabía que pedir, había una gran variedad de platillos, algunos con nombres extraños, otros que si reconocía, pero unos extremadamente caro.

-En mi opinión te recomendaría el Tiramisú- comentó- es el mejor del lugar, realmente es una de las cosas que más se conoce del local, no es como cualquier otro, éste es único. - comentó con una sorisa, acepté su recomendación y opté por éste

-La reacción de la gente al probarlo es única, si es tu primera vez por aquí, es mejor que te lleves una buena impresión del lugar- comentó

En un instante nos trajeron los platillos

Tomé el tenedor y probé un poco… ¡Este manjar es de los Dioses! Su sabor es exquisito

-¡ Es delicioso! Tiene un sabor único… había probado antes pero ninguno se comparan éste- realmente me había sorprendido el sabor- Es como un manjar de los dioses

El solamente reía, imagino que he de parecer muy tonta al expresarme así de la comida pero lo vale.

-Te lo he dicho- comentó él con una sonrisa a lo que yo simplemente asentía impresionada todavía por el sabor.

Seguimos conversando sobre los platillos que conocíamos y dando diversas opiniones, quizás no era una experta sobre sabores pero se distinguir entre un sazón bueno y uno malo

-A todo esto- comentó él- ¿ Cuál es tu nombre? Llevamos un rato platicando y aún no lo sé- comentó él riendo, eso era realmente cierto

-Rebecca Winston- dije sonriendo- Un placer … - esperé su nombre

Él parecía un poco confuso, pero terminó estrechando mi mano

-James, James Coleman- dijo con una sonrisa- Así que Rebecca... ¿que te ha parecido el lugar?

-Realmente es impresionante, ya veo porque se llena tan rápido- comenté- Desde luego será mi favorito en la ciudad

Antes de que él respondiera sonó su teléfono y contestó muy formal

-Habla Coleman- guardo silencio- ¿Ya revisaste bien los productos?- parecía un poco molesto- Hablaré con los de servicio, yo me encargo- terminó la llamada y volteó a verme.

-Lo siento Rebecca, el deber llama- dijo dando seña para traer la cuenta- ha sido bueno compartir contigo esta mañana, y disculpa si te hice sentir incómoda con algo- dijo dándome una sonrisa

-No te preocupes, es un placer, me alegro de conocer a alguien en esta ciudad, igualmente fue bueno platicar contigo- contesté siendo sincera

-Espero verte pronto, y ser yo el que te dé espacio en mi mesa- dijo para después pagar y despedirse de mí- Nos vemos Rebecca- terminó por irse

Quizás lo que yo no sabía es que a partir de ahí, de mi conversación con James, mi vida iba a cambiar.

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