Capitulo 2:

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  3. Roles

Por fin había llegado el día. Ron estaba a punto de llegar a recogerlo con su Ford Anglia. Recogió todas sus cosas y se despidió de los Dursley lo más rápidamente que pudo. A ellos tampoco se les veía entusiasmados con la despedida, pero seguro que disfrutarían de no tener que ver a su sobrino en una larga temporada.

Harry subió tan pronto llegó al viejo coche de los Weasley y poco después estaban volando, esta vez con un sistema de invisibilidad más fiable.

- Este año va a ser increíble. ¡Estoy seguro de que ganaremos el torneo de quidditch! He estado entrenando con Fred y George todo el verano -decía Ron entusiasmado.

- Contigo de guardián estoy seguro de que todo será más fácil -dijo Harry sonriendo.

En ese momento era pura felicidad. Disfrutó cada segundo charlando con su amigo de cosas insulsas. El tipo de cosas que dos amigos adoran compartir, y más tras tanto tiempo sin verse.

- ... hasta le salieron forúnculos en las nalgas, tío, deberías haberlo visto -Ron parecía todavía más contento de estar con él.

- ¡Ya lo creo! -respondió Harry riendo-. Oye, Ron. ¿Qué tal están las cosas por casa?

- Parece que todo va bien. Percy está de nuevo en casa, y Ginny llegará en unos días del viaje, dice que está muy contenta. Fleur y Bill están pasando este mes con nosotros. ¡Ah! También ha llegado Hermione, por fin. Parecía preocupada por algo y me dijo que tenia que hablar contigo. ¿Ha pasado algo entre vosotros?

- No, nada que yo sepa, pero este verano no nos hemos mandado muchas cartas, quizá sea eso -mintió Harry preocupado-. ¿Sigue todo bien entre vosotros?

- Sí, las cosas van genial. Y tras un par de meses sin vernos está bastante... fogosa, no sé si me entiendes -dijo levantando una ceja.

Harry le dio un codazo y los dos estallaron en carcajadas justo cuando el coche descendía. Harry se quedó entusiasmado como cada año al ver La Madriguera, sorprendido de que siguiese todavía en pie.

Al entrar, estuvo varios minutos a punto de la asfixia con los abrazos de toda la familia Weasley, en especial de Molly, que le ofreció más de 10 tipos de comida distinta antes de que pudiese decir "Hola". Bill y Fleur fueron más pacientes y lo saludaron cuando estuvo libre con cordialidad.

La última vez que había visto a Fleur había sido en el Torneo de los 3 Magos, y no recordaba bien lo atractiva que era. Al tenerla de nuevo delante no pudo evitar fijarse en su belleza. Tan alta como él, tenía delante una mujer realmente guapa y con un cuerpo propio de una modelo. Evitó en la medida de lo posible fijarse en sus pechos, que sobresalían de su cuerpo con una firmeza que parecía irreal, pero cuando se dio la vuelta no pudo dejar de fijarse en los shorts ceñidos que rodeaban su magnífico trasero. Harry se sentó para evitar posibles percances y fue entonces cuando notó unas manos en los ojos.

- ¿No te falta nadie por saludar?

- ¡Hermione! -gritó Harry, dándose la vuelta para abrazarla-. Te he echado muchísimo de menos.

Lo hizo sin pensar, y cuando se dio cuenta de los efectos que la semiveela había provocado en su entrepierna ya era tarde. Se había pegado tanto a Hermione que esta retrocedió sorprendida. Sin embargo tras echar un vistazo al bulto que se interponía entre ellos, su amiga hizo como si nada ocurriera y le dio un beso en la mejilla. Desde luego, si quería que las cosas volvieran a ser normales entre ellos, Harry no estaba ayudando.

Harry dedicó la tarde a desempaquetar las cosas que había traído en su baúl, y a pasear con sus amigos por los jardines de La Madriguera, respirando aire fresco después de mucho tiempo. Se sentía vivo de nuevo. Aquel era su mundo.

HarryWhere stories live. Discover now