Capitulo 6:

1 0 0
                                    


10. Dulzura

Esa mañana Harry tenía dos horas libres antes de la primera clase de Defensa Contra las Artes Oscuras. Las aprovechó para colocar los carteles anunciando las pruebas para el equipo de quidditch y, tras citar las clásicas palabras, "juro solemnemente que mis intenciones no son buenas", para recordar los atajos que el maravilloso castillo guardaba con la ayuda del Mapa del Merodeador que se mostró a continuación. No pudo evitar fijarse en que el punto que señalaba a Hermione estaba de nuevo en la habitación con Ron. Harry se preguntó de dónde surgía tanto deseo en ellos, que no paraban desde que había llegado a La Madriguera ese verano.

Los creadores del Mapa del Merodeador eran unos auténticos genios. Se llamaban a sí mismos Lunático, Colagusano, Canuto y Cornamenta para no utilizar sus auténticos nombres: Remus Lupin, Peter Pettigrew, Sirius Black y James Potter. Harry sonrió al recordar que ese mapa había pertenecido a su padre y su padrino, a quienes tanto admiraba.

El mapa llevó al joven mago hasta un tapiz de un verde brillante que representaba a una mujer con una copa dorada en las manos. Harry nunca había visto ese pasadizo, algo habitual ante lo inmenso que era el castillo, pero lo que no era normal era que el Mapa del Merodeador sólo mostrara la entrada al mismo. Unos metros después, todo trazo desaparecía. Se preguntó si sería buena idea juguetear con los secretos de Hogwarts, que tantos sustos le habían dado ya, pero pudo su espíritu aventurero y tocó la copa con uno de sus dedos en los tres puntos que indicaba la anotación de Los Merodeadores. La mujer que aparecía en el tapiz comenzó a moverse y pareció beber de la copa. Acto seguido pareció desmayarse y el tapiz desapareció para dar paso a un hueco en la pared, por el que apenas pudo meterse.

-¡Lumos! -dijo Harry haciendo un movimiento circular con la varita.

La luz inundó la estancia en la que se había metido Harry, hasta entonces completamente a oscuras. Se encontraba bajo un techo abovedado mucho más alto que el pasillo por el que había entrado, y junto a las paredes, doce estatuas con armadura flanqueaban la sala. Sin embargo, no estaban completamente cubiertas, sino que en lugar del casco tenían puestas unas capuchas que ocultaban sus caras.

Harry avanzó con temor por la sala y vio una puerta al final de la misma. Estaba detrás de otra estatua, esta sin armadura, sólo cubierta por una capa pero con una corona brillante sobre la capucha. Se acercó con pasos temerosos, con la vista fija en la oscuridad que cubría la capucha. Estaba lo suficientemente cerca para apuntar con su varita hacia la cara de la estatua.

-¡Atrás, Potter! -escuchó decir a una voz espectral a su espalda.

Harry se dio la vuelta inmediatamente y apuntó en todas direcciones, pero no vio a nadie.

-Travesura realizada -susurró apuntando al Mapa del Merodeador, que se quedó en blanco al instante.

Volvió hacia el hueco por el que había entrado, pero para su sorpresa, ya no estaba allí. Volvió a escuchar la voz, esta vez como si le hablase al oído.

-Te has equivocado, mago ignorante. Tu curiosidad será tu tumba.

Los pelos de Harry estaban como escarpias. Intentó encontrar la procedencia de la voz pero fue en vano. Se giró aterrorizado una y otra vez hasta que una extraña fuerza golpeó su pecho y le hizo recorrer lo que para él habían sido kilómetros. No obstante, cuando se levantó estaba de nuevo ante el tapiz verde. Ante él estaba el viejo poltergeist de Hogwarts, con su traje verde y azul.

-¡Je, je, je, je! El pequeño Potter sigue haciéndose pipí encima. Quién lo diría, quién lo diría -canturreó Peeves.

-¿Qué te crees que haces, Peeves? Tus bromas pierden gracia cada año -respondió Harry indignado.

You've reached the end of published parts.

⏰ Last updated: Jan 05, 2018 ⏰

Add this story to your Library to get notified about new parts!

HarryWhere stories live. Discover now