➳ aventuras plateadas. 18 (1/3)

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Para ganarse la confianza de los tan valientes gigantes, debían cruzar el mar de las serpientes, ya que, para tener de su ayuda la manada debía traerles aquel pedido valioso para ellos. La perla maldita.

Una perla con la capacidad de cubrir y proteger todo su pueblo de magia negra ó demás seres con propósitos malos e incapaces de cambiar.

Hace mucho tiempo atrás, los grandes tenían un líder, grato y honesto, quién se encargaba de protegerlos de los males vecinos gracias a su sangre de mezcla. En sus venas corría sangre mágica, gracias a su padre, quién fue el que hizo un pacto con una bruja.

Una sangre inusual, no la de gigante cualquiera. Corría por sus venas, algo poderoso, lo suficiente como para ya proteger a todo su gran pueblo.

Aquella sangre protegería a los suyos de cualquier peste, maldición, crueles cazadores entre otros peligros.

Pero, al morir su lider, el terror se inyectó en todo el lugar. Los gigantes fueron muriendo rápidamente, hasta sólo haber una pequeña aldea muy en lo profundo del bosque rojo.

Ellos rogaron por protección para su pueblo, pero, con Jung Hoseok ya haciéndose cargo de las labores de el rey, las esperanzas cayeron de a poco.

De ahí ya no confiaban en el hijo devoto próximo al trono. Ese hombre sólo se preocupaba por su lugar, no miraba más allá de las fronteras que los separaban, tanto ellos como las demás criaturas lejanas eran dejadas de lado, haciendo presente el miedo de no ser protegidos por su propio rey, o mejor dicho, por su príncipe.

Si bien, el rey tampoco se preocupaba altamente de las demás tierras, sí aportaba algo de ayuda enviando sus brujas para encantar los terrenos.

Cansados de esperar un cambio bien notorio, decidieron darle a Yoongi sus últimas esperanzas y pedirle la perla.

Si lo lograba, la gran manada blanca obtendría la ayuda de los gigantes, adquiriendo su respeto y lealtad.

La mirada del príncipe de los lobos era muy clara. Ya tenía sus ambiciosos deseos en la mira. Preparando cada pequeño detalle para lo que planeaba.

Dispuesto a dar su último aliento con tal de obtener la maldita piedra que tanto pedían los grandulones.

- Las canoas están listas, príncipe.- el nombrado se dió la vuelta para ver a Jin. Un hombre de brazos fuertes, cabellos igual de blancos que antes, con una mirada segura y mucho más vieja ahora. La experiencia lo llenaba, con sonrisa vanidosa observó a sus hombres preparar las canoas, y su tan guapa curva dejó al descubierto sus colmillos al agrandarse más.

Con pasos bruscos se movió hasta las canoas de tronco de árbol, hombres hábiles lo acompañaban en su propia manada, ya que, sabían construir bellas canoas, de gran tamaño, largas resistentes, complementadas con remos, y palas cubiertas con la doble hoja que les brindaría mejor labor.

Se detuvo al estar al lado de Namjoon, y pasó su mano por sus cabellos, ya listo para navegar hasta la isla secreta Y lejana. Las mujeres, obviamente, se quedarían, ellas debían de estar de lo más protegidas, a salvo. Claro que, una de ellas se quejó mucho más.

- ¡Debo ir! ¿Por qué no puedo ir? Soy incluso más fuerte que toda tu tonta tripulación!- Lisa, se quejaba furiosa, ella debía ir, era una misión muy, tal vez demasiado importante. Ponía a prueba a toda la manada, tanto ellos como las mujeres, todos tenían una misión que cumplir en ese momento.

Lisa lo había pensado, su preciosa mujer estaría rodeada de seguridad, su hijo era cuidado por todas, ningún cachorro era descuidado, siempre cuidaban de todos entre sí.

ᴅᴏᴍᴀɴᴅᴏ ᴀʟ sɪʙᴇʀɪᴀɴᴏDonde viven las historias. Descúbrelo ahora