Capítulo 15.

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Iban a tener una noche de buen sexo si no hubiera sido porque Ji Yong tuvo la brillante idea de contestar al teléfono. Seungri estaba fuera en el restaurante porque se le había olvidado las llaves de su casa ahí y cuando volvió a la habitación, su querida acompañante se había quedado dormida. 

—Ah, en serio. Maldito Seungri de las narices.—Susurró Ji Yong viendo a su compañera dormir.—Parece hasta un angelito.

_____ fue la primera que se levantó al día siguiente ya que el estúpido despertador no paraba de sonar. Miró a su izquierda, viendo a Ji Yong allí acostado, con la boca abierta y parte de la almohada con sus babas. Negó con la cabeza y alargó la mano para apagar aquel sonido infernal pero de un mal movimiento de Ji Yong, acabó por caer al suelo.

Emitió un pequeño grito sin poder evitarlo, haciendo que su querido jefe se sentará del remplón sobre la cama.—¿_____? ¿Qué haces en el suelo? La alarma está en sobre la mesita de noche.—Pulsó el botón para apagarla mientras la miraba a ella.

—Encima se cachondea.—Susurró _____, levantándose del suelo.—Abuelo, póngase aparato para el oído, porque escucha fatal. 

—Estaba esperando a que te levantaras tú. Ve a vestirte, que no quiero llegar tarde al trabajo. Bueno, no quieres llegar tarde tú, yo soy el jefe.

—Maldito egocéntrico.—Negó con la cabeza saliendo de la habitación para mirar si alguna de sus camisas se habían secado, y así era. 

—Te espero en el coche, ¿vale?—Sólo asintió, pues _____ por las mañanas no tenía humor ni para hablar. 

Hacía como media hora que todos habían llegado y _____ se encontraba fregando algunos platos y vasos que habían utilizado los clientes para el desayuno. Por primera vez en toda la semana había paz, sin gritos ni ningún desastre, pero esa paz duró poco, como siempre.

—Señorita ______.—Ji Yong entró en la cocina, mirando a todos lados en busca de algo. A quien llamaba se giró con una sonrisa, para referirse a su jefe.—¿Sacó la carne?

—No, no me ha dich-

—No es escusa. ¿La sacó o no? 

La chica alzó las cejas y apretó la esponja que tenía en su mano derecha. Cerró el grifo y se secó las manos para coger los guantes y así no tocar la carne con su cuerpo. Pasó a su lado y con total naturalidad, dijo:—Luego soy yo la bipolar.

—¿Ha dicho algo?

Formando una mueca en su cara, se dio la vuelta, notando como todas las miradas contactaban con ella. Puso su mano pegada a su frente, como si de un soldado se tratase.—Señor, no, señor. Ya voy a buscar la carne, señor. 

Y con la misma se dirigió hacia al almacén, dejando al resto con ganas de reír y a Ji Yong sin saber que hacer. Chasqueó la lengua contra el paladar y se dirigió a su ordenador con mala gana.

—Ya está de nuevo la parejita.—Susurró T.O.P una vez los dos estuvieran lo suficiente lejos.

—No están juntos, Seung Hyun.—Dijo Si Yang, aún sabiendo que lo que decía ese chico estaba más que claro.

—No me llames así, Myung Jin, que me llamen por mi nombre parece como si me regañaran.

—Y tú no me llames Myung Jin, gracias.

—Joder, parece ser que tú también te levantaste con la pierna izquierda. Este sitio está maldito, o algo.

—Sólo defiendo a mi amiga. 

—Pues tu amiga se está follando al chef.

_____ acababa de entrar de nuevo en la cocina. No sabía como lo hacía pero siempre entraba en el momento idóneo.—¿No puedes hablar de otra cosa? Parece que estás enamorado de mí, bonito.

—Tú y el chef sois siempre el cotilleo del día, tal y como os tratáis. 

Daesung dejó de fregar el suelo por un momento al notar que el chef entraba de nuevo a la cocina. Hizo un gesto a su amigo para que callara, sin darse cuenta de que _____ pasaba por encima de lo fregado. De un momento a otro, resbaló una otra y vez, terminando por tirar la carne de sus manos, cayendo de rodillas al suelo. Todos miraron a la dirección donde la comida volada, viendo como se pegaba fuertemente en la espalda de Ji Yong.

Ji Yong respiró profundamente, cerrando los ojos.—Mira que lo sabía.—Murmuró girándose con lentitud, viendo aquel panorama.—Señorita _____, si ve a alguien fregando el maldito piso, y recuerda que en su ADN lleva un noventa por ciento de torpeza, lo más lógico, es que deje la puta carne sobre la mesa. ¿O ya es que lo hace por joder?

—Claro, le he visto y he dicho. Bueno, que más da pagar cincuenta de carne, como mi jefe es tan generoso y cada mes me da el triple de paga, vamos a tirársela en la espalda a ver si así le hago ver lo agradecida que estoy.—Habló irónicamente, levantándose del suelo, o al menos intentándolo ya que seguía resbalando. Si Yang agarró de su mano y así fue como pudo ponerse en pie.—Vamos, lo típico que pienso yo todos los días. 

—Pues como a su jefe le gusta tirar tanto el dinero, como estoy viendo, tire la carne a la basura y vaya a buscar más, porque como comprenderá, su jefe la hace millonaria a causa de las bocas que vienen a este sitio a comer. 

—Insufrible.—Mordió su lengua con fuerza por no tirarle un plato a la cabeza y se dio la vuelta para ir por segunda vez al almacén, pero Ji Yong agarró su brazo.

—¿Dijo algo?

—Sí, dije algo.—Se soltó de su agarre con terquedad y giró para mirarlo con seriedad.—Y diré más. A ver cuando le echan un buen polvo, porque está amargado.

—Mejor no me haga hablar.

—¿Hablar de qué? ¡Venga! ¡Hable! 

Ji Yong miró al resto, estaban mirando anonadados la situación hasta que se fijaron en que el jefe les observaba a ellos, allí fue cuando siguieron haciendo sus cosas.—Vaya a buscar la carne.

—Eso mismo pensaba yo.—Y volvió a girar, esta vez sin que nadie le parara.

—Niñata.—Habló por lo bajo el chef, sin poder quedarse callado.

—¡Abuelo!

El Chef. {G-Dragon Y Tú}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora