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Hayden intentó hacer que Louis lo usará como apoyador para que caminará mejor hasta su cama, pero se negó. Sabía que podría sentir su cuerpo. Sentir toda su grasa inexistente, sentir todo lo que a Louis le desagradaba de él.

— En serio, Den. Puedes irte, no quiero ser una molestia, tomo una pastilla y se me pasa.

—Nada de eso, amigo. Ya llamé a tu hermana y salió de la secundaria antes, está viniendo ahora mismo. Dice también que le avisará a los señores Prescott. Así que te me quedas ahí y te mejoras, ¿de acuerdo? Iba a llamar a un médico, pero no conozco el número de ninguno, y el 911 no atiende estos casos. Dios, Louis, ¿qué clase de amigo soy? ¡no sé qué hacer! ¿Debería de traerte algo de comer? O...

—¡No! — Saltó Louis sorprendiendo a su amigo, hizo una tos falsa y siguió—. No, no hace falta, de veras. Contigo, Diana y mamá, ya son tres madres las que tengo, y se preocupan demasiado.

—No lo sé, Lou. No quería decir nada por tu temperamento, pero cada día te notó más pálido, hasta me atrevería a decir que más flaco. ¿Seguro que no quieres que te haga algo simple para comer?

—No.

Hayden hizo una mueca, su amigo estaba actuando bastante raro. Louis siempre fue muy amable y tranquilo. Claro, es una persona y por supuesto que tiene todo el derecho de estar irritado y enojado, pero últimamente este comportamiento fue en ascenso, y esto preocupaba cada vez más a su amigo. 

Antes de que pudiera replicarle, escuchó la puerta abrirse y las escaleras siendo corridas a gran velocidad, era Diana.

—¡Louis! Maldita sea, me preocupaste — Su hermana le hizo todo los chequeos posibles para detectar algún signo mayor, pero todo daba a entender que solo tenía algo de fiebre—. Hayden, ¿podrías hacerme un favor? Enciende la estufa y calienta algo de agua, voy a hacerle algo para comer, mientras tanto yo iré a cambiarme.

Reflejo | #01Donde viven las historias. Descúbrelo ahora