⟮ las crónicas de alaska ryddle: libro 4 ⟯ siguientes libros disponibles en mi perfil.
Insatisfecha con lo que sabe de su pasado y deseosa de conocer más de él, Alaska se escapa del orfanato y se dirige hacia Little Hangleton, una villa muggle cuya...
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( ☆. 𝐶𝐻𝐴𝑃𝑇𝐸𝑅 𝑇𝐻𝐼𝑅𝑇𝐸𝐸𝑁 ) 𝚎𝚕 𝚌𝚊́𝚕𝚒𝚣 𝚍𝚎 𝚏𝚞𝚎𝚐𝚘.
El grupo de Slytherin volvió al Gran Comedor, sentándose en su lugar usual de la mesa mientras observaban hacia las puertas del lugar, donde Krum y sus compañeros de Durmstrang analizaban las mesas, sin saber dónde sentarse aún. Los alumnos de Beauxbatons se habían puesto en la mesa de Ravenclaw y observaban el Gran Comedor con expresión crítica. Una de las chicas, rubia y con cejas pobladas, parecía estar mirando en su dirección, incluso los saludo con un gesto de mano.
—¡Merlín, mi corazón...! —Gimoteó Blaise con el rostro embobado—. ¿Me estoy volviendo loco o esa hermosa francesa nos acaba de saludar?
—¿Quién? —Preguntó Draco curioso, levantando la cabeza para buscar a la chica.
—¡Dejen de mirar, par de idiotas! —Les espetó Ann, levantándose y pegándolos a sus asientos con un movimiento brusco.
—¡Ay, está bien, está bien! —Dijo el rubio, reprimiendo unas carcajadas.
—¡Tranquila, mujer!
La castaña volvió a su asiento, pasándose ambas manos por el cabello, se veía agobiada.
—¿Me dirás que sucede o quieres seguir lidiando sola con ello? —Preguntó Alaska a su lado en un murmuró, para que el resto de sus amigos no escucharán.
Antes de que Ann siquiera pensara en una respuesta, su moreno amigo soltó un chillido para decir:
—¡Vienen para acá!
Los estudiantes de Durmstrang al fin se habían decidido y se dirigían hacia su mesa, sentándose en la parte central, justo donde ellos se encontraban. En cuanto se sentaron comenzaron a quitarse las pesadas pieles y miraban con expresión de interés el negro techo lleno de estrellas. Dos de ellos tomaron los platos y las copas de oro y los examinaban, aparentemente muy impresionados.
—¿Es orro de verrdad? —Preguntó uno de los chicos, examinando de cerca la copa.
—Claro que es oro de verdad. —Les respondió Pansy a su lado, con una expresión crítica.
—Gerd, no nos dejes en rridículofrrente a ellos —Le pidió otro de los chicos, con cabello castaño claro Yuma nariz puntiaguda—. Rrecuerda que querremoscausarr una buena imprresión.
—Demasiado tarde. —Masculló Alaska.
Levantó la mirada el castaño la estaba observando con una sonrisa ladina de satisfacción, ella también sonrió.
Ya con todos los alumnos acomodados en el Gran Comedor empezaron a entrar en fila los profesores, que se encaminaron a la mesa del fondo y ocuparon sus asientos. Los últimos en la fila eran el profesor Dumbledore, el profesor Karkarov y Madame Maxime. Al ver aparecer a su directora, los alumnos de Beauxbatons se pusieron inmediatamente en pie. Algunos de los de Hogwarts se rieron, sin embargo el grupo de Beauxbatons no pareció avergonzarse en absoluto, y no volvieron a ocupar sus asientos hasta que Madame Maxime se hubo sentado a la izquierda de Dumbledore.
