Capítulo VI

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—Uno se ausenta un rato y ocurre de todo —suspiró Kai— ¿qué sigue? ¿Chen sin hacer mutar homúnculos en el laboratorio de biología? ¿Baekhyun sin delineador? ¿Tao sin ojeras? ¿Suho declarándosele a su crush?

—¡Ajém! —Se quejó Suho al darle un codazo a su amigo.

Hacía diez minutos que acababan de almorzar y ahora Kai había escuchado el relato de lo acontecido en la tarde del viernes, justo cuando tuvo que retirarse. Ese lunes de marzo lucía un hermoso sol veraniego; uno que nadie se atrevía a disfrutar, así que los cinco estaban en una mesa para picnic con grueso y ancho toldo que les proveía de una deliciosa sombra.

—¡Ay, vamos! —Kai continuó a pesar del golpe recibido—. Ni siquiera sabemos su nombre.

—No es necesario —respondió Suho con seriedad mientras desenvolvía un chicle de menta—. No es como si yo fuera a intentar algo con él —comenzó a masticar y apoyó una mejilla sobre su mano.

—Al menos queremos saber cómo se llama —se alzó de hombros Kai.

Chen se inclinó hasta estar muy cerca de Kai y arqueó una ceja, mirándolo fijamente.

—¿No me habías regañado vos por meterme en los asuntos amorosos de otros?

—Claro que sí —Kai le devolvió la mirada y habló con seguridad—. Pero yo sólo quiero averiguar el nombre de ese tipo.

—Eso es meterse, —frunció el ceño— él ya dijo que quería mantenerlo en secreto.

Una vena de fastidio apareció en la frente de Kai y torció la boca en una mueca de indignación.

—No estoy planeándole una cita, sólo quiero saber el puto nombre de ese sujeto.

—Suho dijo que no quería darlo, negro, —Chen se acercó más—. ¿Sólo vos tenés derecho a meterte? ¿Ah? ¡¿Ah?!

—¿No tengo derecho a preguntar de nuevo? —Se acercó Kai.

—No, no lo tenés si Suho ya dijo que no. Conformáte con saber que al menos lo trata bien.

—No me da la gana.

Las miradas y réplicas continuaron entre Chen y Kai; y los demás hicieron caso omiso al asunto. Tao hablaba por mensajes con Kris, alzando de vez en cuando la vista a sus amigos, y Baekhyun le preguntó a Suho si al menos podían saber cómo era físicamente aquel muchacho del que hablaba tan bien.

Suho se lo pensó un momento, mirando al vacío y haciendo bombas de chicle. Por último exhaló con fuerza y se alzó de hombros.

—Es lindo.

—Eso no nos dice nada —contestó Tao sin apartar la vista de su teléfono.

—Concuerdo con el panda —respondió Baekhyun.

—¿Qué se supone que les diga? También tiene dos ojos y una nariz y tiene pelo—

—Eso no —lo interrumpió Baekhyun—. ¿Qué te gusta de él?

Suho masticó con lentitud su chicle y se mantuvo viendo un punto incierto en la mesa. Pensaba en el muchacho que tanto le llamaba la atención. Aquel con el que en su clase de Cultura General siempre hacía equipo para proyectos y tareas; ese que el primer día de clases chocó contra él y derramó su café sobre todo el pecho de Suho y le prestó su suéter para que no anduviese con la ropa manchada. Aquel que le dedicaba sonrisas junto a los saludos; y con quien tomaba el café de la tarde después de clases de los jueves. Suho le había dado un aventón en un par de ocasiones y ese muchacho lo había invitado a desayunar como agradecimiento; los viernes, cuando tenían la otra clase y esta vez por la mañana.

Suho sonrió levemente, de manera inconsciente y sus ojos brillaron de ilusión. Se sentía feliz al recordar incluso las esporádicas y bobas conversaciones por mensajes. Baekhyun y Tao se miraron mutuamente y luego observaron con atención a su amigo, claramente abstraído en el recuerdo de quien le gustaba.

Incluso Kai y Chen dejaron su disturbio para prestar su atención en Suho. Con lentitud se sentaron los dos y se mantuvieron a la expectativa. Les parecía muy curioso lo que presenciaban.

Suho por su lado ni cuenta se daba de la contemplación que sus amigos le dedicaban. ¿Qué es lo que más le gustaba de él? No podía decidirlo. Adoraba sus ojos que parecían adormilados y del mismo modo le fascinaba verlo concentrado cuando escribía alguna cancioncilla rápida entre los pequeños descansos de las clases.

Una vez ese muchacho había llevado su guitarra a clases, pues tuvo una práctica de su carrera, artes musicales; y Suho quedó encantado cuando él se animó a tocar para él al salir. Le maravillaba la sonrisa de ese joven; sus hoyuelos adornaban su rostro cuando curvaba su boca y Suho simplemente atesoraba cada segundo que esto duraba.

En fin, a Suho no hubo nada que lo sacara de sus cavilaciones. Nada excepto un grito que profirió Chen muy cerca de su oído.

—¡Chen, bocina idiota! —Se exaltó Suho al agacharse con dolor en su oído—. ¡¿Qué putas te pasa?!

—No despertabas de tu ensoñación —se alzó de hombros Chen.

Suho tronó los dientes y espetó: «¿Y para eso tenías que joderme los oídos, idiota?»

—Aún estás hablando conmigo, significa que tus oídos están bien.

—Un día despertarás y estaré al lado de tu cama para cercenarte la garganta.

Chen ignoró la amenaza y el resto se pasó las manos por el rostro, decepcionados y frustrados por la forma tan estúpida de Chen para traer a su amigo de vuelta. Aquel fue un modo que sabían que les iba costar no saber cómo era el individuo del que Suho se había enamorado. Aunque, para sorpresa de los cuatro, incluido Chen sólo después de un castigo que Baekhyun ejecutó, Suho sí les comentó a grandes rasgos cómo era físicamente su crush y entonces se vieron satisfechos, ahora tenían una imagen mental decente y no sólo una sombra misteriosa.

Compensación [TaoRis] [Completa]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora