Capítulo 12: Citlalli.

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¿Has sentido esa sensación de vacío? Una sensación de que te han arrancado antes y sabes que nunca lo vas a recuperar.

—Hola.—me gire al verla.

—¿Qué quieres?.—la chica nueva sonrió.

—Solo ser tu amiga.—sus ojos me veían con sinceridad.

—Vale—murmure—. Soy Citlalli.

—Akane.

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Estábamos sentados en el piso, el ataque que no se aviso. Ese hombre de traje rojo, inspiraba miedo, tenía miedo, ¿Qué haría Akane en estos momentos? Seguramente estar jugando con las piedras del pavimento lanzándomelas.

—Tenemos que seguir adelante.—dijo Pao.

Todos asentimos en silencio. Paola fue la primera en levantarse, luego Clara y Renée. Así sucesivamente hasta que ví una mano tendida frente a mi.

—¿Vienes?.—me sonrió Daniel.

La tome y sonreí.

—Necesitan tres hijas de Poseidón.—fue lo único que dije para después de pararme.

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—Entonces, soy una semidiosa.—dije algo ida.

—Si—me tomo de la mano—, tú madre ella...ah...

—Se acostó con Dios...y no solo un Dios de nombre, uno de la antigua Grecia.—pase mis manos por mi cabello.

—Bienvenida al mundo de el semidios.

La ví, ella estaba atenta a cada movimiento que hacía.

—¿De quién eres hija?.—ella pareció sorprenderse.

—Soy hija de Hermes, el Dios de los viajeros y ladrones.—me sonrió.

—Oh...

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El sol apenas salía, cambie mi lugar con Jimmy, el ahora iba de Copiloto y Fede iba manejando, Lury iba más que dormido enfrente mío. Paola y Nicole  estaban hablando en voz baja para no molestar a el hijo de Ares. Clara y Renée estaban dormidas, sonreí un poco al verlas así, son mis hermanitas y no tienen idea de cuánto las quiero, bueno quiero a todos mis hermanos pero ellas fueron las que, junto a Percy, me dieron la bienvenida a la cabaña 3.

—Se que estás escuchando, o eso quiero creer, Akane...ayúdame con esto como me ayudaste esa vez...por favor...te lo suplico—recé.

Cerré los ojos suspirando.

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—¡Corre y no te detengas!¡Cruza el arco de piedra!.—me grito mientras corríamos.

—¡¿Tú a donde irás?!.

Ella me vió, sus ojos tenian miedo y seguramente los míos igual. Pero aún apresar de el miedo, la tensión y el cansancio ella me dedico una sonrisa divertida.

—¡Voy a entretener a ese monstruo!.

El Cíclope estaba pisandonos los talones gruñendo y gritando, agitando su garrote. Sin más al llegar a el pie de la colina ella me vió sonriente.

—Ahora cruza ese arco, iré tras de ti.

—Akane...no, ponemos ir las dos...—jadeaba, el aire no llegaba a mis pulmones.

—No, ahora ve, te quiero, chiquilla.—en cuanto dijo eso salió corriendo a otro lado, yo solo pude caminar hasta el arco de piedra.

Me oculte de el Cíclope cuando pasó cerca, cuando estaba en la sima, en el arco de piedra ví como ese Cíclope desde lejos tomaba a mi mejor amiga, a la única a la que había decidido dejar que se acercará, a mi confidente, y se la llevaba a la boca...para luego masticar.

El Despertar de los SemidiosesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora